Horticultura biológica: Autosuficiencia La tierra y la autosuficiencia: el sistema nos enseña a estudiar una carrera o un oficio para poder trabajar y ganarnos la vida pero no nos enseña como podemos ser autosuficientes con la tierra, cómo cultivar, cosechar, almacenar, etc. Es obvio que al sistema si hay algo que no le interesa en absoluto es crear personas capaces de ser autosuficientes en ciertas áreas como la alimentación o otros artículos de consumo, ya que una persona con oficio trabaja en él, cobra y con ese dinero se entiende que todo lo compra. El hombre, alejado de la naturaleza, progresivamente pierde su salud y al perder la conexión con la Madre Tierra se atrofia internamente y se apaga. Una persona puede tener una gran carrera como arquitecto por ejemplo, y sentirse una persona inútil cuando comprueba que no es capaz de saber sembrar una patata o una lechuga. La tierra es vida, vivifica el espíritu y te da la energía necesaria para sentirte seguro de tu trabajo. La tierra equivale a autosuficiencia, sin tierra el hombre depende de comercios, de tiendas, de camiones que les suministren cada día toneladas de alimentos manufacturados y manipulados, y a esto añadimos la gran proliferación en nuestra sociedad de consumo de alimentos en lata, congelados y precocinados por falta de tiempo o comodidad. Es obvio que el sueño de muchas personas es disponer de un pedazo de tierra donde poder cultivar su propio huerto. Es hoy en día la mayor inversión que conozco y la mayor rentabilidad: tener algo de tierra, agua y unas semillas hace verdaderos milagros. Nos proporcionará verduras, frutas, plantas aromáticas para infusiones y para condimentar las comidas, flores, etc. Todos conocemos probablemente bien el gasto mensual que tenemos en muchísimos alimentos y una huerta nos reduciría bastante estos gastos. La autosuficiencia empieza a funcionar y además la calidad de vida pues los alimentos que consumiremos serán mucho más sanos que los que adquiríamos en los supermercados. ¿Cuánta tierra necesito? En principio dependerá de los cultivos que deseemos realizar. Si nuestra idea es sembrar patatas, tomates, lechugas, pimientos, berenjenas y otras verduras bastarán 100 metros cuadrados de tierra por persona para tener un huerto que supla nuestras necesidades alimenticias. Claro está, que esto es relativo como iremos viendo, ya que hay algunas especies que requieren de más espacio, como son las plantas rastreras, la mayoría de la familia de las cucurbitáceas (sandías, melones, calabazas...) No obstante, si dispones de menos terreno no te preocupes y anímate a empezar, porque muchas serán las satisfacciones que recibirás. ¿Qué tipo de tierra necesito? La tierra no siempre es de buena calidad. Muchas veces está mezclada con piedras, es demasiado arcillosa o dura, ácida o con demasiado cal, etc. Pero no importa como encuentres la tierra ya que con tu ayuda la convertirás en tierra fértil y rica en nutrientes. Muchas personas ignoran por ejemplo el gran beneficio que aportan las ortigas en un huerto. Una buena idea es tomar una muestra (cogiendo un poco de varios sitios) y llevarla a analizar ya que nos facilitarán el resultado de su composición y sabremos las carencias y los excesos de la tierra que vamos a tratar. Las plantas para prosperar necesitan un buen aporte de
carbono, hidrógeno y oxígeno entre otros elementos como son los nutrientes
principales: el nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K) así como calcio,
magnesio, cobre, zinc, boro y molibdeno.
Entre las plantas que toleran la acidez destacan la árnica, lobelia, digitalis, brezo, madreselva, rododendros, acedera y el tomillo La plantas que toleran la alcalinidad son entre otras la hierba gatera, el aciano, primavera, lavanda, lirio de los valles, acónito, salvia, sello de Salomón y milenrama. Alimentos más fáciles de guardar todo el año:
Cebollas: existen diversas variedades de cebollas y lo ideal es seleccionar las cebollas de guardar (la valenciana babosa por ejemplo o la blanca o rosada). Hay que tener en cuenta que las cebollas necesitan estar bien secas antes de hacerlas trenzas o de meter en cajas de madera. Un poco de paja seca debajo les irá muy bien para guardalas de la humedad. Cuando aún están verdes en la tierra y les falta ya pocos días para arrancarlas, es bueno pisarles el tallo de manera que quede inclinada en la tierra y así se forma mejor el bulbo los últimos días. Hay que descartar las que estén un poco tocadas, blandas o mal cortadas ya que éstas pudrirán a las demás. Nosotros tenemos cebollas todo el invierno hasta el mes de mayo-junio. Zanahorias: se recolectan y se secan al sol y se limpian bien de tierra. Se pueden enterrrar en tierra o bien si se dispone de un buen congelador se pueden cortar a trozos y congelar en bolsas adecuadas. Tomates: existe la variedad tomates de colgar, de pequeño tamaño pero muy jugosos, sobre todo para hacer salsas y pan con tomate. Estos tomates nosotros los sembramos cada año y aguantan perfectamente colgados en ramilletes en un lugar no muy frío ni muy cálido. A nosotros nos aguantan todo el invierno hasta junio en perfectas condiciones y son una gran bendición en épocas de escasez. Su sabor no varía. Otras variedades de tomate como el Canario lo hacemos en botes de conserva crudo y triturado y también en salsas fritos que luego hervimos al baño María Patatas: no compramos patatas en todo el año. Son la gran bendición de la tierra. Las ponemos en cajoneras o simplemente en un lugar donde previamente se deposita paja seca. En febrero-marzo les sacamos los grillos ya que si se dejan las arruga y pierden valor. Las más pequeñas las guardamos para intercambiar con patatas de otros lugares. Calabazas. son muy nutritivas y fáciles de guardar. Simplemente se recolectan cuando la mata está ya casi seca y se guardan en la despensa. Duran todo el invierno. Calabacines: no aguantan tanto como las calabazas, unos dos o tres meses, pero nosotros los troceamos y hervimos con un poco de agua para luego congelarlos en porciones y así disponer de cremas de calabacín todo el invierno añadiendole patata hervida o leche. Remolacha roja: puedes congelarla enteras o bien hervilas y meterlas en trozos en botes de conserva al baño María. Guisantes: nosotros tenemos guisantes todo el año. Las plantas cuando empiezan a trepar les ponemos palos con cuerdas y así sus vainas no tocan el suelo y dan mucho más fruto. Para congelarlos hay que recolectarlos tiernos y si se desea dejar semilla hay que dejar que la mata se seque bien. Manzanas: son fáciles de conservar. Necesitan simplemente un lugar oscuro y seco sin humedad. No deben de amontonarse mucho. Pimientos y berenjenas: los asamos al horno y los metemos en botes con aceite y sal. Luego hervimos los botes al baño María. En Catalunya se le conoce como la escalivada.
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