Se cree que bastan 100 metros cuadrados de tierra por persona para tener un huerto que supla nuestras necesidades alimenticias. Claro está, que esto es relativo como iremos viendo, ya que hay algunas especies que requieren de más espacio, como son las plantas rastreras (sandías, melones, calabazas...) No obstante, si dispones de menos terreno no te preocupes y anímate a empezar, porque muchas serán las satisfacciones que recibirás.

    A la hora de plantearse el cultivo de un huerto, tenemos que tener en cuenta:

    1: La tierra que vamos a cultivar.

    2: Los abonos que vamos a utilizar y de los cuales trataremos con detalle más adelante.

    3: Las semillas o planteles.

    4: La estación de siembra adecuada para cada cultivo.

    5: Los fitosanitarios que vamos a utilizar como prevención para combatir y evitar plagas y enfermedades.

    6: El agua de riego que utilizaremos, tanto en lo que se refiere a su calidad, como a la cantidad disponible

    7: El clima de la región.

    8: Las herramientas y maquinaria precisas para las labores de la tierra.

    9: El compost.

    10: Conexión con la tierra, fe y amor por ella. Sin eso es mejor que te olvides de todo lo demás y sigas comprando en los supermercados las verduras brillantes y coloridas que nos llegan, fruto de las grandes empresas ambiciosas que solo miran la rentabilidad de sus bolsillos y sacrifican la calidad y la salud de los demás.

    ¿Estás dispuesto a comenzar? Bien. Es probable que tengas un pedazo de tierra, un terreno que nunca se ha cultivado o un simple jardín al que le sobran algunos metros cuadrados. Empecemos por ahí y vayamos paso a paso.

    Lo primero es aprovechar todo lo que ves delante tuyo en la tierra, hierbas, piedras, maderas, etc... No tires nada, selecciónalo y busca un lugar donde guardarlo, luego comprenderás su utilidad. Hay que reciclar y la tierra nos enseña mucho sobre esto. Puedes aprovechar de paso para decidir un rincón donde vas a tirar todo los orgánico: este lugar lo llamaremos compostaje, y más adelante daremos amplios detalles sobre él. Amontona la hierba que saques en un lugar que no moleste. Es obvio que este primer trabajo parece penoso, pero debemos estar dispuestos a conectar con la tierra haciendo estas tareas. Si la hierba es muy alta, no podremos pasar el motocultor ya que se enredarán las hierbas, pero sí podremos arar, es decir enterrar estas hierbas con aradas que voltean la tierra dejando las hierbas casi enterradas del todo, en cuyo caso el proceso para empezar a cultivar requiere más tiempo, ya que las hierbas, que tan beneficiosas son aportando muchos de los nutrientes a la tierra, deben de descomponerse antes de poder preparar la tierra y empezar a sembrar. Si lo que deseas es empezar pronto, entonces te recomiendo este otro sistema en caso de que la tierra que vas a cultivar tenga mucha hierba y alta (más de medio metro). El sistema es el siguiente

  1. Determina la zona de cultivo que vas a utilizar y preparar.
  2. Con una azada ancha, rasura la tierra de manera que salgan las hierbas altas.
  3. Separa poco a poco estas hierbas y amontónalas en un lugar que no molesten para usarlas en otras aplicaciones que mencionaremos.
  4. Una vez limpio el terreno de hierbas, echa una ojeada a primera vista y retira con una carretilla o capazo las piedras de tamaño mediano y grandes, amontonándolas en un lugar que no molesten. Estas piedras también nos serán útiles como veremos.
  5. Si en el terreno hay maderas, ramas, troncos, retíralos y almacénalos en algún lugar, o úsalos para la chimenea
  6. Si dentro de este marco creado de terreno hay algún frutal o arbusto o planta perenne como rosales o geranios, etc, pódalos y no dejes ramas bajas o que estorben. No te preocupes si es o no el tiempo de poda adecuado.
  7. Ya tenemos el terreno preparado. Míralo bien desde todos los ángulos, observa su forma, sus rincones. Imagina cómo te va a quedar con las verduras, plantas medicinales, flores, etc. Piensa que vas a jugar, que vas a divertirte siendo creativo con la tierra y de esa manera no será una carga para ti esta labor.

 

    Ahora es momento de abonar, y para ello utilizaremos cualquiera de estos abonos:
    - Estiércol de animal (si es de gallina o palomo, usar en pocas cantidades).
    - Compost ya fermentado.
    - Lombricia o lombricompost (Humus de lombrices).
    - Substrato natural (Se comercializa en sacos de 80 litros y más pequeños, pero sale mucho más caro que el estiércol).
    Esparciremos el abono uniformemente por todo el campo, pero aquí he de hacer un inciso por experiencia, y deciros que es preferible trabajar por zonas que hacerlo de golpe. Los trabajos de golpe, por ejemplo 100 metros cuadrados, son más pesados. Es preferible delimitar una zona pequeña, abonarla y trabajarla. Os lo explico con un ejemplo práctico: supongamos que queremos empezar sembrando un trozo de lechugas. Delimitamos una zona para unas 20 lechugas ya que éstas espigan y se vuelven amargas, y por lo tanto es preferible sembrarlas escalonadamente cada 15 días por ejemplo, si queremos tener siempre una lechuga en la mesa. He aquí el primer grabado de cómo podría ser trazado el huerto:

    Detallamos pues, el trozo que hemos delimitado para las lechugas, el cual habremos abonado y removido la tierra con el fin de ablandar y mezclar bien, separando las piedras que surgieran de nuevo. Esta tarea puede ser realizada con motocultor o bien a mano con ganchos, azadas y rastrillos.

    Observa que este ejemplo es de 20 lechugas sembradas en dos hileras de 10 cada una. La distancia entre cada lechuga es de un palmo aproximadamente y de un palmo y medio entre filas.

    Es importante predeterminar como vamos a regar, ya que según el tipo de riego sembraremos de una u otra manera. Si el riego es con manguera, podemos sembrar en superficie plana con un borde de casi un palmo de altura en su contorno exterior para que retenga el agua, y si el riego es por inundación, entonces lo haremos con el sistema de caballones, un sistema que requiere demasiada agua. Todos estos detalles deberán consultarse en la sección de agua y riegos que más adelante trataremos a fondo.

    ¿De donde sacamos las lechugas? Pues yo personalmente me hago los planteles, cuyo proceso explicaremos más adelante, pero también podéis comprarlos, aunque muchos invernaderos los hacen con abonos químicos, por lo que la elección dependerá de vosotros. Sirva para ahora esta explicación rápida de su proceso: buscamos semillas de la variedad que queramos sembrar. Hay dos maneras prácticas para la siembra: una es en bandeja con orificios donde insertaremos el substrato y luego una semilla por cada agujero, y otra es directamente en lo que denomino una "parada", es decir una extensión plana de tierra fértil con compost en la que esparciremos las semillas (no muy juntas) a voleo, de manera que no queden muy enterradas. Los dos procesos sirven, si bien el de la bandeja facilita que el trasplante se haga con tierra y todo, mientras que el de la "parada” se arrancan de raíz y los primeros días da la sensación de que están muertas. Pero no te preocupes, en dos o tres días verás como cambian su aspecto.

    Seguramente te preguntarás porqué dejo pasillos o el porqué de estas formas y dibujos.. No es ninguna teoría, es lo que muchos años de práctica me ha enseñado. El verdadero curso práctico, la verdadera enseñanza no te la dará este cd ni ningún gurú o maestro iluminado, te la dará el contacto personal con la tierra, y para ello tendrás que embarrarte las manos, ver como las gotas de tu sudor caen sobre la tierra, sentir la conexión de todo tu ser con la tierra que te alimenta y sana tus dolencias. Volviendo a las formas y dibujos, te diré que a la hora de recoger los frutos, hortalizas, verduras, frutas, etc, necesitarás pasar con tu cesto, así como cuando quieras cavar las hierbas o regar, así que acúerdate antes de sembrar de esto, porque luego será tarde. En un huerto es muy importante las distancias, porque al principio la visión es muy engañosa, pero cuando todo crece, se convierte en una selva infranqueable y molesta muchas veces, incluso para las propias plantas sembradas, las cuales deben de competir por el espacio y la luz. Lo digo por propia experiencia, toma nota y te ahorrarás problemas.

    Un ejemplo de huerto vivo de los muchos que he realizado:


    No te preocupes mucho de la geometría, lo importante es que sea práctico. Una gran ventaja de estos procedimientos, es que el hortelano pueda acceder fácilmente sin pisar lo cultivado y sin tener que hacer malabarismos para llegar a la recolección, o simplemente para cavar o remover las tierra. No te sientas nunca inútil si al principio no te sale del todo bien. Observa bien tu huerto, mímalo, trasmite tu energía, la ideas te vendrán solas. No tengas prisa, las prisas nunca han sido buenas en la huerta, las empresas que cultivan con herbicidas, pesticidas y abonos químicos tienen prisa para obtener beneficios y no les importa para nada la salud de los demás, simplemente se ponen al límite de la ley en cuanto a las cantidades de venenos que pueden utilizar y solo miran por sus intereses, no tienen conexión con la tierra, hasta tal punto que ya existen cultivos de hortalizas en invernaderos o mejor dicho yo llamaría en laboratorios químicos, en los cuales las plantas no se nutren de la tierra, sino que sus raíces están sumergidas en líquidos químicos que las obligan a producir de una manera rápida y artificial los frutos.

    Volvamos pues a nuestro huerto que hay mucho por hacer. A estas alturas ya tenemos nuestra zona del huerto delimitada, y un primer trozo arado y mezclado con abono orgánico que cultivamos con 20 lechugas. Es un buen inicio. Si es primavera, las lechugas tardarán en poder ser consumidas y llegar a tu mesa unos 20 días. Algo que es genial, es que cuando vayas a consumir la lechuga no la arranques entera. LA mejor conservación es en la propia tierra, así que yo lo que hago es arrancar hojas según voy consumiendo. Respecto al tema de atarlas para que sean más blancas por dentro, lo dejo a gusto de cada uno, ya que más blancas si serán más tiernas, pero con menos vitamina D por ejemplo, ya que la acción del sol es fundamental en muchas verduras y hortalizas como veremos. De la lechuga podemos aprender muchas cosas. Por ejemplo, de la fama que goza como anafrodisíaca, ya que es apta consumida cruda para facilitar el sueño y el reposo, y la verdad es que cuanto más amargas, más efectos tienen en ese sentido.

    Seguramente te estarás preguntado acerca del sistema de riego, pero ese es un apartado muy importante que trataremos más adelante en profundidad.

    ¿Continuamos con el huerto vivo? Nuestra siguiente clase será como preparar semillas, planteles para nuestro huerto y las compatibilidades del cultivo.