La hipoacusia es la pérdida parcial de la capacidad auditiva.
Según su etiología, pueden distinguirse tres tipos:
- Hipoacusia de transmisión o de conducción.
- Hipoacusia neurosensorial o de percepción.
- Hipoacusia mixta
Existen diversos métodos para el diagnóstico de la hipoacusia:
Acumetría [editar]
La acumetría se realiza con diapasones de distintas frecuencias (128 Hz, 256Hz, 512 Hz, 1024 Hz, 2048 Hz), es lo que se conoce como Set de Hartman.
Es un método diagnóstico cualitativo. Su principal misión es
distinguir entre la hipoacusia de transmisión y la hipoacusia
neurosensorial.
Se realizan distintos tests, para realizar el diagnósticos: Rinne, Weber, Schwabach y Gelle.
Rinne
El test de Rinne compara la calidad de la percepción de sonidos entre la transmisión mediante la vía aérea y la transmisión por vía osea (a través del mastoides)
en un sólo oído, es monoaural. Se coloca el diapasón vibrando sobre el
mastoides, a continuación, se acerca a la oreja, entonces se le
pregunta al paciente, cuando ha escuchado el sonido con mayor
intensidad.
Es positivo cuando la transmisión por vía aérea es mayor que la
transmisión por vía ósea. Esto indica una audición normal o una
hipoacusia de percepción.
Es negativo cuando la intensidad por vía ósea es mayor que la de la
vía aérea. Esto es indicativo de la hipoacusia de transmisión.
Pueden aparecer falsos negativos en pacientes con cofosis.
Weber
El Weber, evalua ambos oídos a la vez, es binaural. Se coloca el diapasón en la línea media, y según que oído perciba mejor el sonido, se dará un diagnóstico:
- Hipoacusia de percepción: el sonido se lateraliza hacia el lado sano.
- Normal: el sonido no se lateraliza, se escucha igual por ambos oídos.
- Hipoacusia de transmisión: el sonido se lateraliza hacia el lado enfermo.
Schwabach
El Schwabach compara la vía ósea del oyente y el examinador.
Gellé
Su principal función es la detección de la otoesclerosis, que da un Gellé negativo.
Audiometría Tonal Supraliminar [
Sirve para valorar la capacidad de reclutamiento,
la fatiga auditiva y la adaptación en la hipoacusia neurosensorial. El
estímulo auditivo que se utiliza supera el umbral del sujeto.
COMENTARIO
La sordera es la dificultad o la imposibilidad de usar el sentido del oído debido a una pérdida de la capacidad auditiva parcial (hipoacusia) o total (cofosis),
y unilateral o bilateral. Así pues, una persona sorda será incapaz o
tendrá problemas para escuchar. Ésta puede ser un rasgo hereditario o
puede ser consecuencia de una enfermedad, traumatismo, exposición a largo plazo al ruido, o medicamentos agresivos para el nervio auditivo.
Para comprobar el grado de sordera de una persona, se le hace una prueba de audiometría, de manera que una persona con sordera puede tener problemas en la percepción correcta de la intensidad (decibelios) o de la frecuencia (hertzios)
de sonidos relacionados con el lenguaje oral, y es frecuente que se den
resultados diferentes para cada oído. La pérdida de la capacidad
auditiva generalmente se describe como leve, benigna, moderada, severa
o profunda, dependiendo de dicha prueba. Generalmente, cuando un niño
cuya pérdida de la capacidad auditiva supere a los 90 dB, se considera
entonces que necesita un método educativo específico para personas
sordas.
Podemos considerar diversos criterios a la hora de clasificar las diferentes tipologias de pérdida auditiva o sordera.
Según dónde se localiza la lesión: [editar]
Pérdida auditiva conductiva
Causadas por enfermedades u obstrucciones en el oído exterior o
medio (las vías de conducción a través de las cuales el sonido llega al
oído interior), la pérdida auditiva conductivas normalmente afectan a
todas las frecuencias del oído de manera uniforme, aunque no resulten
pérdidas severas. Una persona con una pérdida de la capacidad auditiva
conductiva bien puede usar audífonos o puede recibir ayuda por médicos o intervenciones quirúrgicas.
Pérdida auditiva sensorial
Son en los casos en los que las células capilares del oído interno,
o los nervios que lo abastecen, se encuentran dañados. Esta pérdida
auditiva pueden abarcar desde pérdidas leves a profundas. A menudo
afectan a la habilidad de la persona para escuchar ciertas frecuencias
más que otras, de manera que escucha de forma distorsionada el sonido,
aunque utilice un audífono amplificador. No obstante, en la actualidad,
las grandes prestaciones tecnológicas de los audífonos digitales son
capaces de amplificar solamente las frecuencias deficientes,
distorsionando inversamente la onda para que la persona sorda perciba
el sonido de la forma más parecida posible como sucedería con una
persona oyente.
Pérdida auditiva mixta
Se refiere a aquellos casos en los que existen aspectos de pérdidas
conductiva y sensoriales, de manera que existen problemas tanto en el
oído externo o medio y el interno. Este tipo de pérdida también puede
deberse a daños en el núcleo del sistema nervioso central, ya sea en
las vías al cerebro o en el mismo cerebro. Es importante tener cuidado
con todo tipo de golpes fuertes en la zona auditiva, ya que son los
principales causantes de este tipo de sodera
Según el grado de pérdida auditiva:
Audición normal
existiria audición por debajo de los 20
Deficiencia auditiva leve
Umbral entre 20 y 40 dB
Deficiencia auditiva media
Umbral auditivo entre 40 y 70 dB
Deficiencia auditiva severa
Umbral entre 70 y 90 dB
Pérdida profunda
Umbral superior a 90 dB
Pérdida total y cofósis
Umbral por encima de 120 dB o imposibilidad auditiva total.
Consecuencias sociales
Si la sordera es especialmente aguda, puede afectar
considerablemente en la forma en que la persona sorda se relaciona con
su entorno humano, al encontrarse con una seria limitación en su
capacidad de encontrar una vía de comunicación por el canal auditivo,
es decir, con el lenguaje oral. Sin embargo, el modo en que se
entienden las consecuencias de esa incapacidad puede variar
considerablemente, de manera que dos perspectivas fundamentales acerca
del modo de entender la sordera.
Antropología social de la sordera
Estudios recientes (a partir de los trabajos de William C. Stokoe
en 1960, fundamentalmente) proponen abordar la sordera desde un punto
de vista antropológico. Un colectivo de personas sordas que se
comunican entre sí por medio de una lengua de signos puede ser
considerado una comunidad lingüística minoritaria, con una cultura
propia. La literatura especializada hace muchas veces la distinción
entre Sordera, con una mayúscula inicial, para referirse a la
antropológica, y sordera, para la definida clínicamente.
Dependiendo de los casos, una persona sorda normalmente puede desarrollar una idiosincrasia
con las personas que se comunican por el canal visual, es decir, con el
lenguaje de signos (LS), considerándose como una colectividad cultural
y social propia diferenciada, normalmente con la definición de
Comunidad Sorda. El vínculo social entre los sordos signantes suele ser
muy fuerte debido, sobre todo, al aislamiento social con respecto a los
oyentes, provocado por el escaso conocimiento de su problemática común,
o estilo de vida, así como la escasa relación social por motivos de
entendimiento lingüístico.
De hecho, en esta colectividad se definen a sí mismos como personas sordas signantes, y suelen clasificar su entorno social entre oyentes
a las personas que no tienen sordera (entre los que puede haber algún
oyente signante, si conoce una LS), y al resto de las personas sordas
que, dependiendo el país, pueden formar parte también de la Comunidad
Sorda. Entre las personas sordas, además, los sordos signantes se
distinguen de las personas sordas oralistas, es decir, quienes
no utilicen habitualmente una LS o usan una comunicación bimodal
(léxico de una LS con estructura gramatical de una lengua oral). Por
último, están los sordos implantados, es decir, quienes llevan un implante coclear en vez de un audífono, que pueden ser signantes u oralistas.
En cambio, las personas sordas oralistas, es decir, aquellas
personas sordas que han recibido una intensa reeducación del lenguaje
oral en su infancia y que no usan una lengua de signos como lengua
vehicular (a menudo como consecuencia de una prohibición expresa de los
educadores), suelen adoptar una actitud de invisibilidad social
respecto a su condición de persona sorda, a veces incluso no
reconociéndose como tales (recurriendo a otras definiciones como
discapacitado auditivo, hipoacúsico, medio oyente, etc...). Asimismo,
este grupo suele asociar como personas sordas únicamente aquellos que
son signantes, o bien diferenciándose de ellos definiéndolos como personas sordomudas, especialmente a aquellos no hablan un lenguaje oral correctamente en el aspecto gramatical.
Esta última definición, la de sordomudez, por otra parte, es
considerada peyorativa por los sordos signantes, pues consideran que
"hablan" (por canal visual, en LS). Asimismo, consideran que un alto analfabetismo de la lengua oral entre las personas sordas no tiene ninguna relación con la mudez, sino a un fracaso del método oralista
en el sistema educativo en su infancia y juventud. De hecho, llamar
"sordomudo" a una persona sorda por no hablar en lengua oral
correctamente, equivaldría llamar "manco" a una persona por no escribir
con la grafía correcta, o "ciego y manco" por no saber leer y escribir.
Por último, en el sentido estricto, la "sordomudez" sólo sería
aplicable a aquellos que padezcan sordera y, además, son incapaces de
generar sonidos humanos por la ausencia o el daño de las cuerdas vocales, siendo aspectos independientes entre sí.
En
esta sección nos limitaremos a plasmar aquellas recetas y consejos
prácticos para la sordera temporal o la falta de audición
correcta.
APUNTES
Comentario
de Culpeper:
"Mercurio
clama dominio sobre esta hierba. Manténla seca en tu casa todo el
año, si te aprecias a tí mísmo y a tu salud. El jugo
de la planta instilado en los ojos elimina los obstáculos de la
vista si proceden de los humores destilados del cerebro. El mismo jugo,
con agua de rosas, y puesto en los oídos, elimina los ruidos, los
silbidos y la sordera".
Culpeper se refería a la ajedrea