Para muchas de las personas que se plantean realizar el salto de una vida urbana a una vida alternativa en contacto con la naturaleza y de ecoaldeas suge el problema de la confusión en lo que concierne a las ecoaldeas. Hay mucha falta de información y también mucha especulación  y por supuesto no faltan quienes se aprovechan de esta proliferación con negocios con etiqueta de ecoaldeas creando más confusión a quienes intentan dar ese salto. Por desgracia hay muy pocas ecoaldeas establecidas funcionando a nivel autosuficiencia y tras examinar listados de ecoaldeas como por ejemplo el de la Red Ibérica de Ecoaldeas uno se da cuenta que detrás se esconden negocios, comunidades esotéricas o espiritulaes con filosofías diversas, propietarios de pueblos abandonados que en su día lo compraron entero y que reconstruyen con ayuda de voluntarios pero que no ceden en proiedad casas ni tierras, etc... Es triste decirlo pero es la realidad: se está especulando con todo esto demasiado y existe mala información. Nosotros, EcoSalvia, hemos optado por desvincularnos de todas estas asociaciones y redes por considerar que no existe una línea afín a lo que entendemos como una ecoaldea. Muchas de las supuestas ecoaldeas ni siquiera viven de la tierra, otras funcionan como grupos esotéricos, otras se establecen en lugares inapropiados muy cerca de ciudades con elevada contaminación, aguas deficientes, cultivos cercanos con pesticidas y abonos químicos, etc, otras ha llegado más alla y se han convertido en urbanizaciones de parcelitas que ofrecen casitas de bioconstrucción a unos precios desorbitados para fines de semana. Sólo nos falta una parque tipo disneylandia ecológico.

Creemos que es importante decir las verdades y hacer un llamamiento a todas las personas que buscan establecerse en una ecoaldea, que desean una experiencia para dar ese salto, que tienen un proyecto y no saben como empezar, para que no tropiecen en las mismas piedras que otros hemos tropezado. Porque una ecoaldea no puede basarse en recursos que no son sostenibles, porque una ecoaldea no puede prescindir de la tierra y el agua, porque una ecoaldea no tiene ideología religiosa sino que está abierta a todo tipo de creencias y razas, porque una ecoaldea no especula con la energía de los demás para edificar las casas de un propietario. Por todo ello manifestamos que estamos en contra de tanta manipulación y mentira, de tanto traficante de lo ecológico, de tanta manipulación de pueblos abandonados. ¿Qué sentido tiene abandonar el sistema y comprar un sólo propietario un pueblo entero para recontruirlo por la cara con la energía de los voluntarios los cuales nunca tendrán opción de ser propietarios ni de integrarse? ¿Es eso una ecoaldea? Si en una ecoaldea necesitas salir de ella a trabajar en el sistema para ganar dinero entonces no tiene ningún sentido vivir en ella. Si en una ecoaldea pasas el tiempo meditando y ejercitando tu espíritu pero en vez de sembrar la huerta te conviertes en un consumidor más entonces no tiene ningún sentido vivir en ella por muy iluminado que te sientas.

Hay otros que confunden agroturismo o turismo rural con ecoaldeas. Otras veces se montan negocios rurales con actividades y cursos esotéricos y se las denomina ecoaldeas. La espiritualidad no se compra, el crecimiento no se da con cursos de pago sencillamente porue quien realmente es maestro para enseñar sabe que no puede cobrar por ello, y es así como proliferan maestros de diverrsas enseñanzas por cada esquina, iluminados y falsos profetas ambiciosos y codiciosos del dinero, y se otorgan grados de espiritualidad mediante pagos muchas veces muy costosos llegando a la conclusión de que quien más dinero tiene y más paga más espiritual es. Pero el verdadero maestro que te puede enseñar es la tierra, en vez de una sala de meditación hazte un buen huerto y seguro que enriquecerás tu espíritu.

Recuerdo una de las visitas a una de las llamadas ecoaldeas inscrita en la Red Ibérica de ecoaldeas que me impresionó mucho el ver grandes barbacoas y una sala de gimanasio. ¿Gimnasio en el campo? Luego supe que todo eso estaba montado para las personas que venían los fines de semana en caravanas a disfrutar de la naturaleza. Sobran comentarios.

Va siendo hora de emprender proyectos de autosuficiencia que se desmarquen de toda esta farsa, de integrarse con la tierra y el entorno y no de transformarlo a nuestro antojo convirtiéndolo en un Disneylandia. Va siendo hora de agruparnos y unirnos los que amamos de verdad la tierra y deseamo vivir de ella y con ella. Las verdaderas ecoaldeas no necesitan de sellos de garantía ni subvenciones con trampa, solo necesitan de la energía propia de cada individuo.

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