Curso de horticultura de biodiversidad

Fecha que se impartirá dicho curso: sábado 31 de julio y 1 de agosto del 2004
Lugar: EcoSalvia, Pirineos catalanes a 30 Km de La Seu d'Urgell
Más información del curso

Programa de materias

  1. Presentación personal y del curso
  2. Comienzos
  3. La tierra y la autosuficiencia
  4. Semillas, esquejes, planteles, bulbos
  5. Agua, riegos
  6. Exposiciones, caballones, tipos de cultivos según riego y especies
  7. Influencia lunar, insectos y aliados
  8. Rotaciones y asociaciones
  9. Recolecciones
  10. Conservación
  11. Cultivos de plantas medicinales
  12. Cavar, aporcar
  13. Abono compost
  14. Fitosanitarios

Comienzos

Se cree que bastan 100 metros cuadrados de tierra por persona para tener un huerto que supla nuestras necesidades alimenticias. Claro está que esto es relativo como iremos viendo ya que hay algunas especies que requieren de más espacio como son las plantas rastreras (sandías, melones, calabazas...) No obstante si usted dispone de menos terreno no se preocupe y anímese a empezar porque muchas serán las satisfacciones que recibirá. A la hora de plantearse el cultivo de un huerto tenemos que tener en cuenta:

1: La tierra que vamos a cultivar

2: Los abonos que vamos a utilizar y de los cuales trataremos con detalle más adelante

3: Las semillas o planteles

4: La estación de siembra adecuada para cada cultivo

5: Los fitosanitarios que vamos a utilizar como prevención para combatir y evitar plagas y enfermedades

6: El agua de riego que utilizaremos tanto de calidad como cantidad disponible

7: El clima de la región

8: Las herramientas y maquinaria disponible para las labores de la tierra

9: El compost

10: Conexión con la tierra, fe y amor por ella, sin eso es mejor que te olvides de todo lo demás y sigas comprando en los supermercados las verduras brillantes y coloridas que nos llegan fruto de las grandes empresas ambiciosas que solo miran la rentabilidad de sus bolsillos y sacrifican la calidad y la salud de los demás.

¿Estás dispuesto a comenzar? Bien. Es probable que tengas un pedazo de tierra, un terreno que nunca se ha cultivado o un simple jardín al que le sobra algunos metros cuadrados. Empecemos por ahí y vayamos paso a paso.

Lo primero es aprovechar todo lo que ves delante tuyo en la tierra, hierbas, piedras, maderas, etc... No tires nada, selecciónalo y busca un lugar donde guardarlo, luego comprenderás su utilidad. Hay que reciclar y la tierra nos enseña mucho sobre esto. Puedes aprovechar de paso para decidir un rincón o cerca de un muro donde vas a tirar todo los orgánico: este lugar lo llamaremos compostaje y más adelante daremos amplios detalles sobre él. Amontona la hierba que saques en un lugar que no moleste. Es obvio que este primer trabajo parece penoso, pero debemos estar dispuestos a conectar con la tierra haciendo estas tareas. Si la hierba es muy alta no podremos pasar el motocultor ya que se enredarán las hierbas, pero sí podremos arar, es decir enterrar estas hierbas con aradas que voltean la tierra dejando las hierbas casi enterradas del todo, en cuyo caso el proceso para empezar a cultivar requiere más tiempo ya que las hierbas, que tan beneficiosas son aportando muchos de los nutrientes a la tierra, deben de descomponerse antes de poder preparar la tierra y empezar a sembrar. Si lo que deseas es empezar pronto entonces te recomiendo este otro sistema en caso de que la tierra que vas a cultivar tenga mucha hierba y alta (más de medio metro). El sistema es el siguiente

  1. Determina la zona de cultivo que vas a utilizar y preparar
  2. Con una azada ancha rasura la tierra de manera que salgan las hierbas altas
  3. Separa poco a poco estas hierbas y amontónalas en un lugar que no molesten para usarlas en otras aplicaciones que mencionaré
  4. Una vez limpio el terreno de hierbas echa una ojeada a primera vista y retira con una carretilla o capazo las piedras de tamaño mediano y grandes, amontonándolas en un lugar que no molesten. Estas piedras también nos serán útiles como veremos
  5. Si en el terreno hay maderas, ramas, troncos, retíralos y almacénalos en algún lugar o úsalos para la chimenea
  6. Si dentro de este marco creado de terreno hay algún frutal o arbusto o planta perenne como rosales o geranios, etc, pódelos y no deje ramas bajas o que estorben. No se preocupe si es o no el tiempo de poda adecuado
  7. Ya tenemos el terreno preparado. Míralo bien desde todos los ángulos, observa su forma, sus rincones. Imagina cómo te va a quedar con las verduras, plantas medicinales, flores, etc Piensa que vas a jugar, que vas a divertirte siendo creativo con la tierra y de esa manera no será una carga para ti esta labor.
  8. Ahora es momento de abonar y para ello utilizaremos cualquiera de estos
    - Estiércol de animal (si es de gallina o palomo usar en pocas cantidades)
    - Compost ya fermentado
    - Lombricia
    - Substrato natural (Se comercializa en sacos de 80 litro y más pequeños pero sale mucho más caro que el estiércol)
    Esparciremos el abono uniformemente por todo el campo pero aquí he de hacer un inciso por experiencia y deciros que es preferible trabajar por zonas que hacerlo de golpe. Los trabajos de golpe, por ejemplo 100 metros cuadrados son más pesados. Es preferible delimitar una zona pequeña, abonarla y trabajarla. Os lo explico con un ejemplo práctico: supongamos que queremos empezar sembrando un trozo de lechugas. Delimitamos una zona para unas 20 lechugas ya que las lechugas sabemos que espigan y se vuelven amargas y por lo tanto es preferible sembrarlas escalonadamente cada 15 días por ejemplo si queremos tener siempre una lechuga en la mesa. He aquí el primer grabado de cómo podría ser trazado el huerto:

Nota: estos grabados solo están disponibles para los que realizan el curso

Detallamos pues el trozo que hemos delimitado para las lechugas el cual habremos abonado y removido la tierra con el fin de ablandar y mezclar bien separando las piedras que surgieran de nuevo. Esta tarea puede ser realizada con motocultor o bien a mano con ganchos, azadas y rastrillos.

Observa que este ejemplo es de 20 lechugas sembradas en dos hileras de 10 cada una. La distancia entre cada lechuga es de un palmo aproximadamente y de un palmo y medio entre filas.

Nota: estos grabados solo están disponibles para los que realizan el curso

Es importante predeterminar como vamos a regar ya que según el tipo de riego sembraremos de una u otra manera. Si el riego es con manguera podemos sembrar en superficie plana con un borde de casi un palmo de altura en su contorno exterior para que retenga el agua, y si el riego es por inundación entonces lo haremos con el sistema de caballones, un sistema que requiere demasiada agua. Todos estos detalles deberán consultarse en la sección de agua y riegos que más adelante trataremos muy a fondo.

¿De donde sacamos las lechugas? Pues yo personalmente me hago los planteles, cuyo proceso explicaremos más adelante, pero también podéis comprar los planteles aunque muchos invernaderos los hacen con abonos químicos por lo que la elección dependerá de vosotros. Sirva para ahora esta explicación rápida de su proceso: buscamos semillas de la variedad de semilla que queremos sembrar. Hay dos maneras prácticas: una es en bandeja con orificios donde insertaremos el substrato y luego una semilla por cada agujero y otra es directamente en lo que denomino una “parada, es decir una extensión plana de tierra fértil con compost en la que esparciremos las semillas (no muy juntas) a voleo de manera que queden no muy enterradas. Los dos procesos sirven si bien el de la bandeja facilita que el trasplante se haga con tierra y todo mientras que el de la “parada” se arrancan de raíz y los primeros días da la sensación de que están muertas. No te preocupes, en dos o tres días verás como cambian su aspecto.

Seguramente te preguntarás porqué dejo pasillos o el porqué de estas formas y dibujos.. No es ninguna teoría, es lo que muchos años de práctica me ha enseñado. El verdadero curso práctico, la verdadera enseñanza no te la dará este libro ni ningún gurú o maestro iluminado, te la dará el contacto personal con la tierra, y para ello tendrás que embarrarte las manos, ver como las gotas de tu sudor caen sobre la tierra, sentir la conexión de todo tu ser con la tierra que te alimenta y sana tus dolencias. Volviendo a las formas y dibujos os diré que a la hora de recoger los frutos, hortalizas, verduras, frutas, etc, necesitareis pasar con vuestro cesto, así como cuando queráis cavar las hierbas o regar, así que acordaros antes de sembrar de esto porque luego será tarde. En un huerto es muy importante las distancias porque al principio la visión es muy engañosa, pero cuando todo crece se convierte en una selva infranqueable y molesta muchas veces incluso para las propias plantas sembradas las cuales deben de competir por el espacio y la luz. Os lo digo por propia experiencia, tomad nota y os ahorrareis problemas. Os pongo un ejemplo de huerto vivo de los muchos que he realizado.

Nota: estos grabados solo están disponibles para los que realizan el curso

No os preocupéis muchos de la geometría, lo importante es que sea práctico. Una gran ventaja de estos procedimientos es que el hortelano pueda acceder fácilmente sin pisar lo cultivado y sin tener que hacer malabarismos para llegar a la recolección o simplemente para cavar o remover las tierra. No os sintáis nunca inútiles si al principio no os sale del todo bien. Observad bien vuestro huerto, mimadlo, trasmitir vuestra energía, las ideas os vendrán solas. No tengas prisa, las prisas nunca han sido buenas en la huerta, las empresas que cultivan con herbicidas, pesticidas y abonos químicos tienen prisa para obtener beneficios y no les importa para nada la salud de los demás, simplemente se ponen al límite de la ley en cuanto a las cantidades de venenos que pueden utilizar y solo miran por sus intereses, no tienen conexión con la tierra, hasta tal punto que ya existen cultivos de hortalizas en invernaderos o mejor dicho yo llamaría en laboratorios químicos, en los cuales las plantas no se nutren de la tierra si no que están sus raíces sumergidas en líquidos químicos que las obligan a producir de una manera rápida y artificial los frutos.

Volvamos pues a nuestro huerto que hay mucho por hacer. A estas altura ya tenemos nuestra zona del huerto delimitada y un primer trozo arado y mezclado con abono orgánico cultiva con 20 lechugas. Es un buen inicio. Si es primavera las lechugas tardarán en poder ser consumidas y llegar a tu mesa unos 20 días. Algo que es genial es que cuando vayas a consumir la lechuga no la arranques entera. LA mejor conservación es la propia tierra, así que yo lo que hago es arrancar hojas según voy consumiendo. Respecto al tema de atarlas para que sean más blancas por dentro lo dejo a gusto de cada uno ya que más blancas si serán más tiernas pero con menos vitamina D por ejemplo ya que la acción del sol es fundamental en muchas verduras y hortalizas como veremos. De la lechuga podemos aprender muchas cosas. Por ejemplo de su fama de la que goza como anafrodisíaca ya que es apta consumida cruda para facilitar el sueño y el reposo, y la verdad es que contra más amargas más efectos tiene en ese sentido.

Seguramente te estarás preguntado acerca del sistema de riego pero ese es un apartado muy importante que trataremos más adelante en profundidad

La tierra y la autosuficiencia: el sistema nos enseña a estudiar una carrera o un oficio para poder trabajar y ganarnos la vida pero no nos enseña como podemos ser autosuficientes con la tierra, cómo cultivar, cosechar, almacenar, etc. Es obvio que al sistema si hay algo que no le interesa en absoluto es crear personas capaces de ser autosuficientes en ciertas áreas como la alimentación o otros artículos de consumo. El hombre, alejado de la naturaleza, progresivamente pierde su salud y al perder la conexión con la Madre Tierra se atrofia internamente y se apaga. Una persona puede tener una gran carrera como arquitecto por ejemplo, y sentirse una persona inútil cuando comprueba que no es capaz de saber sembrar una patata o una lechuga. La tierra es vida, vivifica el espíritu y te da la energía necesaria para sentirte seguro de tu trabajo. La tierra equivale a autosuficiencia, sin tierra el hombre depende de comercios, de tiendas, de camiones que les suministren cada día toneladas de alimentos manufacturados y manipulados, y a esto añadimos la gran proliferación en nuestra sociedad de consumo de alimentos en lata, congelados y precocinados por falta de tiempo o comodidad. Es obvio que el sueño de muchas personas es disponer de un pedazo de tierra donde poder cultivar su propio huerto. Es hoy en día la mayor inversión que conozco y la mayor rentabilidad: tener algo de tierra, agua y unas semillas hace verdaderos milagros. Nos proporcionará verduras, frutas, plantas aromáticas para infusiones y para condimentar las comidas, flores, etc. Todos conocemos probablemente bien el gasto mensual que tenemos en muchísimos alimentos y una huerta nos reduciría bastante estos gastos. La autosuficiencia empieza a funcionar y además la calidad de vida pues los alimentos que consumiremos serán mucho más sanos que los que adquiríamos en los supermercados.

¿Cuánta tierra necesito? En principio dependerá de los cultivos que deseemos realizar. Si nuestra idea es sembrar patatas, tomates, lechugas, pimientos, berenjenas y otras verduras bastarán 100 metros cuadrados de tierra por persona para tener un huerto que supla nuestras necesidades alimenticias. Claro está, que esto es relativo como iremos viendo, ya que hay algunas especies que requieren de más espacio, como son las plantas rastreras (sandías, melones, calabazas...) No obstante, si dispones de menos terreno no te preocupes y anímate a empezar, porque muchas serán las satisfacciones que recibirás.

¿Qué tipo de tierra necesito? La tierra no siempre es de buena calidad. Muchas veces está mezclada con piedras, es demasiado arcillosa o dura, ácida o con demasiado cal, etc. Pero no importa como encuentres la tierra ya que con tu ayuda la convertirás en tierra fértil y rica en nutrientes. Muchas personas ignoran por ejemplo el gran beneficio que aportan las ortigas en un huerto. Una buena idea es tomar una muestra (cogiendo un poco de varios sitios) y llevarla a analizar ya que nos facilitarán el resultado de su composición y sabremos las carencias y los excesos de la tierra que vamos a tratar.

Las plantas para prosperar necesitan un buen aporte de carbono, hidrógeno y oxígeno entre otros elementos como son los nutrientes principales: el nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K) así como calcio, magnesio, cobre, zinc, boro y molibdeno.
Una tierra rica en nutrientes puede sin embargo tener el problema de la dificultad en absorberlos si el pH no es el correcto. La escala del pH muestra el grado de acidez o alcalinidad del suelo, es decir, si es poco o demasiado calizo. El contenido de cal puede influir en los restantes elementos del suelo, por lo que conviene que sea el adecuado. En algunas tiendas de jardinería se pueden comprar sencillos medidores de alcalinidad del suelo. El punto neutro en la escala del pH es 7, por lo que los suelos con un pH inferior son demasiados ácidos, es decir, poco calizos, y si el pH es mayor de 7 entonces serán demasiado alcalinos o muy calizos. Una tierra fértil es débilmente ácida y con un pH aproximado de 6,6. Para corregir un suelo ácido se añade cal y si es un suelo con exceso de cal entonces añada compost. Una forma casera de medir la alcalinidad del suelo es echando un puñado de tierra en una jarra con vinagre. Si el vinagre burbujea el suelo es demasiado calizo, y si no hay burbujas habrá que abonar el suelo con unos 100 g de cal por metro cuadrado.
Una tierra fértil posee materia orgánica y elementos minerales. La materia orgánica está compuesta por los restos de descomposición de la vida vegetal y animal transformada por organismos vivos como las bacterias, hongos, insectos y gusanos. Los minerales son el resultado de la descomposición de las rocas subyacentes que se disuelven en el agua del suelo.
No obstante no debemos alarmarnos ante la carencia de minerales o materia orgánica ya que más adelante explicaremos como enriquecer la tierra.

Entre las plantas que toleran la acidez destacan la árnica, lobelia, digitalis, brezo, madreselva, rododendros, acedera y el tomillo

La plantas que toleran la alcalinidad son entre otras la hierba gatera, el aciano, primavera, lavanda, lirio de los valles, acónito, salvia, sello de Salomón y milenrama.

Semillas, esquejes, planteles, bulbos: es el símbolo del milagro de la vida: una semilla, capaz de darnos desde kilos de tomates a un árbol de más de 20 metros de altura y todo gracias a la tierra. Un buen horticultor debe contemplar la posibilidad de ser autosuficiente con las semillas pues con ello conseguirá una mejor calidad y la preservación de determinadas especies. Las grandes multinacionales inventaron las semillas híbridas y transgénicas con el propósito firme de sentenciar a los agricultores a depender cada año de ellos. Guardar las semillas nos ahorrará dinero y nos dará calidad de especies que además se habrán formado en el propio suelo y lugar. Para guardar semillas hay que tener en cuenta algunos consejos:
- Hay que dejar que la planta se seque bien antes de arrancarla
- Recolectarlas siempre a media mañana en día soleado y seco y nunca en días húmedos. Si no hay más remedio porque los días húmedos son seguidos entonces es recomendable arrancar la planta entera y colgarla en un cobertizo aireado hasta que acaben de secar bien.
- Las semillas de frutas y verduras pulposas se guardan separando la pulpa primero y dejándola secar bien esparcidas sobre un papel de periódico en un lugar fresco y aireado
- Las semillas, una vez secas, se guardan muy bien en frasquitos oscuros y herméticos. No te olvides de etiquetarlas con fecha.
- La caducidad de las semillas varían entre dos o más años dependiendo de la variedad.

En un huerto podemos sembrar de semilla directa las siguientes variedades: zanahorias, rabanitos, remolachas, nabos, acelgas, espinacas, acederas, habas, guisantes, etc. Estas variedades se siembran a voleo o en líneas. Sin embargo algunas de estas variedades pueden sembrarse también mediante la siembra de plantel.

Bulbos y tubérculos: No siempre se siembra con semillas, también se hace con bulbos o tubérculos como son los cultivos de patata, boniato, ajos, flores como los gladiolos o los ranúnculos, etc. Este tipo de cultivo se realiza por lo general enterrando los bulbos o tubérculos a cierta profundidad dependiendo de la variedad y a determinada distancia. De estos detalles trataremos más adelante.

Planteles: La siembra de plantel requiere primero de una preparación bien sea en cajones, en suelo acondicionado o en bandejas para tal fin. Para realizar la siembra de planteles es importante que la tierra sea del tipo substrato esterilizado ya que ello nos permite que sólo germinen las semillas que pongamos, además de garantizar un buen alimento y nutrientes para el desarrollo de las plantas. Los planteles nos permiten preparar el terreno y acondicionarlo para cuando efectuemos el trasplante en el momento en que los planteles tengan el tamaño adecuado. Como hemos indicado anteriormente hay semillas que se siembran directamente y las que se siembran realizando el plantel primero suelen ser: tomates, berenjenas, pimientos de toda clase, lechugas, acelgas, melones, calabacines, sandías, cebollas, puerros. Los planteles deben cuidarse vigilando el riego y no deben de estar expuestos a pleno sol especialmente antes de germinar. Un buen horticultor autosuficiente tendrá siempre presente el autoabastecerse de semillas propias para realizar sus propios planteles.

Agua, riegos: El agua es vida y el mejor ejemplo lo tenemos en la huerta. Un desierto apenas tiene vida vegetal y animal por carecer de agua, pero sabido es el milagro que ha producido en alguno desiertos el llevar el agua, por ejemplo en Israel. Cuando se organiza un huerto es importante planificar el sistema de riego. El agua es vida. Sin agua no hay vida, ni posibilidades de practicar la agricultura. Unas veces procedente de ríos, otras de pozos, o directamente del cielo, o incluso de la humedad de la noche, pero lo cierto es que siempre está presente en todo lo relacionado con las plantas. Se dice que es un bien de la humanidad, pero lo cierto es que cada día se especula más con el agua, creando pantanos y desviando cursos naturales del norte hasta el sur en nombre de la ciencia y el progreso. Pero lo que más nos importa en este apartado, es conocer la importancia y la calidad del agua para regar nuestra huerta y las formas de canalizarla.

Pozos: Suelen ser aguas subterráneas con alto contenido en cal. Muchos de estos pozos están por debajo de los 100 metros de profundidad, y su extracción es costosa, llevándose a cabo por medio de potentes bombas eléctricas o de gasoil y de instalaciones de grandes mangueras hasta la zona destinada al riego.

Depósitos artificiales: Se construyen con cemento y hormigón en sitios elevados, a fin de obtener la presión necesaria para regar los campos. Si la fuente de agua está más elevada, es mucho más fácil llenar estos depósitos, pero si está por debajo del nivel del depósito, entonces no habrá más remedio que bombearla, y nos será más costoso a la larga. Otros depósitos que varían entre los 100 y los 10.000 litros se fabrican con fibra y se montan también en lugares altos, de manera que podamos tener la presión necesaria para el riego de la huerta. Es importante que estos depósitos se monten sobre bases estables y niveladas, bien limpias, o de lo contrario podrían sufrir roturas al ser llenados de agua, con el consiguiente peso sobre la base.

Ríos: Para nosotros es la mejor forma de regar los huertos. No se necesitan bombas de agua en la mayoría de los casos, pues se puede tomar desde más arriba de la huerta (si pasa el río cerca) y con el mismo desnivel podemos tener la presión necesaria para regar. Nosotros utilizamos este sistema, y para ello hicimos una arqueta al lado del río, de manera que el agua entrara a través de un filtro y saliese por una manguera que llevamos hasta varias tomas por la huerta, con sus correspondientes grifos y mangueras flexibles. Los tan solo 15 metros de desnivel, nos da la suficiente presión para regar incluso con un aspersor.

Las aguas destinadas al riego deben ser puras, ya que un agua contaminada o con exceso de sal por ejemplo, dañará las plantas considerablemente, en detrimento de nuestra producción. Un agua con cloro no será de buen agrado para muchas plantas, especialmente de horticultura.

Riego por inundación: es el clásico riego que inunda los surcos o caballones y que suele venir a través de canales creados expresamente. Para este tipo de riego hay que disponer de abundante agua, ya que se malgasta mucha. Es ideal para el riego de arrozales, tomates, pimientos, berenjenas, judías, lechugas, boniatos, etc..

Riego por goteo: Es un buen sistema si se dispone de pocos recursos de agua y de poco tiempo de dedicación para la huerta, aunque no es nada aconsejable tener una huerta a la que no podemos dedicar tiempo, pues a la larga es poco gratificante dejarla en manos de máquinas y temporizadores de riego. Sin embargo, es un buen sistema para aquellos que se dedican de lleno y tienen poca agua.

 Riego por aspersión: Este tipo de riego se basa en unos aparatos que disparan el agua a presión hacia arriba, dando vueltas continuamente y regando un radio que dependerá de la presión del agua. Es apto para cultivos de maíz, patatas, cebollas, guisantes, habas, pero nefasto para cultivos de tomates, pimientos, berenjenas, judías, calabacines y otras hortalizas.

Riego por mangueras: Este método de riego es muy sencillo, y tan sólo requiere una buena instalación con mangueras enterradas rígidas, unas cuantas tomas de agua o grifos con mangueras flexibles. Permite regar la huerta a nuestro gusto, pudiendo poner el agua en el lugar que deseemos. Es conveniente que la manguera llegue sin problemas a todos los lugares de la huerta.

Acolchado: Para los que queráis experimentar algo rentable y de grandes resultados para mantener la humedad en la huerta, probad este sistema. Consiste en cubrir la base de las plantas con paja o hierbas secas, de tal manera que las regadas que efectuemos durarán mucho más que si la tierra está expuesta al sol. Nosotros en EcoSalvia, aunque no tenemos necesidad de agua nunca por el bendito río que atraviesa las tierras, practicamos el acolchado de paja en tomates, judías, pimientos, patatas incluso y otras muchas más hortalizas. El resultado: no tenemos necesidad, sobretodo en verano, de regar tan seguido.


Exposiciones, caballones, tipos de cultivos según riego y especies

Exposiciones: No todas las plantas requieren una misma exposición al sol, pero en lo referente a hortalizas por lo general sí que requieren un buena exposición solar. Pero hay otro factor importante y es la exposición cara al sur del caballón de tal manera que la planta quede protegida del norte. Algunas plantas requieren de más sol que otras como por ejemplo el tomate, pimiento, berenjena, judías, melones, sandías, calabacines, etc

Con respecto a los caballones diremos que se trata de uno de los sistemas de riego más antiguos que se conocen en la horticultura y que en este curso trataremos de manera práctica en el propio huerto. Son plantas aptas para el cultivo en caballones, las patatas, boniatos, tomates, pimientos, berenjenas, judías, maíz, lechugas, etc

Sin embargo otras plantas son preferibles cultivarlas en rellanos o terrazas planas como son los guisantes, habas, espinacas, fresas, ajos, cebollas, acelgas, etc. Entraremos en detalles a nivel práctico también en la huerta. Lo más importante a tener en cuenta es que los sistemas de cultivo dependerán siempre de la cantidad de agua y modo de riego que vayamos a utilizar.

Influencia lunar, insectos y aliados: Nadie niega hoy en día la influencia de la luna en los océanos y el crecimiento de las plantas. Incluso afecta al estado de ánimo del ser humano. Dejando a un lado lo referente a las influencias esotéricas nos vamos a centrar en la influencia lunar en los cultivos y otras tareas del horticultor autosuficiente.
La influencia de las lunas en los océanos (marea alta y baja), en la agricultura (podas de árboles, siembra, recolecciones, etc...) e incluso en el estado de ánimo de nosotros mismos, es hoy en día un fenómeno indiscutible. Lo que más nos interesa en este apartado es saber las lunas más convenientes en los cultivos de hortalizas, cereales y frutales así como en las podas y recolecciones de la huerta. En la agricultura ancestral, la observación del sol, la luna y otros astros eran prácticas habituales. Esta observación, junto con la experiencia, son el origen de la sabiduría popular trasmitida de generación en generación y que en la práctica actual se ha ido perdiendo. La agricultura biodinámica trata de recobrar esta antigua conexión existente entre las energías del cielo y de la tierra. Para ello podemos encontrar en el mercado calendarios lunares biodinámicos que nos orientarán sobre los mejores momentos para la realización de las diversas labores del huerto, dependiendo de las fases lunares, aspectos planetarios, etc.


La luna y la horticultura

Luna llena: Es el período más propicio para cosechar, sacar el estiércol de los corrales, voltear el compost, cortar caña, o sembrar plantas de fruto.

Luna menguante: No sólo es el mejor momento para continuar las actividades iniciadas en luna llena, sino que también es el momento más propicio para sembrar raíces y tubérculos, tales como rábanos, remolachas o patatas.

Luna nueva: No es una etapa muy propicia para actividades que no sean el desherbado de adventicias.

Luna creciente: Es la responsable de la estimulación de las plantas de gran crecimiento vegetativo, abonos verdes, lechugas..., además de ser muy propicia para la fertilidad, por lo que resulta el mejor momento para sembrar todas las plantas que crecen en altura y dan frutos, como tomates, guisantes, judías... Como regla general, es recomendable realizar la siembra de todas las plantas en luna creciente, (preferentemente dos o tres días antes de luna llena) a excepción de aquellas que puedan subir a flor prematuramente, como es el caso de las lechugas, que deberán sembrarse en fase de luna menguante. En vísperas de cualquier solsticio, ya sea el de verano (21 ó 22 de junio) o el de invierno (21 ó 22 de diciembre), las especies que se planten van a resultar muy sensibles a la subida a flor.


La influencia lunar en los frutales

Toda operación que se realice en luna nueva o en cuarto creciente, producirá un mayor desarrollo vegetativo, dando lugar a un retraso en la producción de la fruta.

Las labores que se realicen en luna llena o en cuarto menguante, favorecerán la producción frutal, favoreciendo un menor desarrollo vegetativo.

En lo que se refiere a las podas, si el árbol es pequeño o nos interesa que se desarrolle vegetativamente, lo mejor es podarlo en luna nueva o en cuarto creciente. Si por el contrario lo que buscamos es un freno a su vigor, o bien una pronta entrada en producción, lo más recomendable es podarlo en luna llena o en cuarto menguante.


La luna en los cultivos de cereales

Si buscamos que el suelo quede fino, esponjoso y con una mayor capacidad de retención hídrica, deberá labrarse la parcela en luna llena o cuarto menguante, durante el mes de agosto.

Referente a la siembra, en terrenos fértiles se hará en cuarto menguante a fin de favorecer la fructificación , evitando de esta forma que el cereal crezca demasiado. Si el terreno no es demasiado fértil, o no tiene posibilidades de riego, habrá que esparcir la semilla en cuarto creciente. De esta forma, se conseguirán plantas con tendencia al desarrollo vegetativo, evitando la fructificación excesiva.

El resto de operaciones (escarda, siega, trilla, cosechado...) deberán realizarse a finales de la fase de cuarto menguante para conseguir que el grano esté en las mejores condiciones para su almacenamiento.

La luna en los olivos

Los esquejes de los nuevos olivos deberán plantarse en cuarto creciente, pero habrá que tener en cuenta que éstos habrán de obtenerse de árboles vigorosos y sanos en época de luna llena.

Si se busca lograr una gran producción de olivas, habrá que realizar la poda en cuarto menguante.

La cosecha se realizará en luna llena o cuarto menguante si se quiere conseguir mejor aceite de las aceitunas.

La luna en la recolección de forrajes

Si cosechamos en verde para alimento inmediato del ganado, lo mejor es cortarlo en luna llena, puesto que en esta fase las plantas están en su máximo poder nutritivo.

El heno cosechado en luna llena o cuarto menguante, tendrá un color verde más intenso.

La luna en la tala de árboles

Si se quiere tener madera sana y resistente durante años, habrá que cortar los árboles de hoja caduca en luna llena o cuarto menguante.

La leña para el fuego habrá que cortarla en cuarto creciente, puesto que es cuando está más seca.

Los árboles de hoja perenne se aconseja talarlos en luna nueva o cuarto menguante.

Las cañas hay que cortarlas en luna llena o cuarto menguante, para evitar que se rompan con facilidad y queden arrugados.

La luna y el estiércol

Siempre se removerá en luna llena o en cuarto menguante para conseguir que quede con una textura mantecosa, desmenuzado, húmedo e incluso con un olor agradable. Si se remueve en luna nueva o en cuarto creciente, conseguimos el efecto contrario.  

Rotaciones y asociaciones

Rotaciones: Los distintos tipos de verduras requieren diferentes preparaciones de la tierra y procedimientos de cultivo. Cultivar las mismas verduras en el mismo trozo de tierra cada año, puede tener como resultado la potencial concentración de algunas plagas y enfermedades, razón principal para practicar la rotación de los cultivos en un huerto.

Es muy útil determinar la  agrupación de las cosechas de antemano; o sea, reunir las verduras en grupos con las mismas necesidades de protección, cultivo, estiércol, abono y cal. Los grupos son entonces trasladados secuencialmente por el cuadro de hortalizas, de forma que al cabo de varios años un trozo en particular haya albergado todas las cosechas. En teoría, es mejor dejar un intervalo de tiempo lo más largo posible hasta volver a cultivar una misma verdura en el mismo lugar.

Las patatas se agrupan con las cosechas de raíz, aunque para las primeras es beneficioso el estercolado orgánico y para las ultimas no.
Debería de dejarse una zona en extremo para cultivar las verduras perennes, como los espárragos y la col marina.


El primer año, la unidad de cosechas de raíz y patatas no recibe estiércol o cal, pero sí cantidades moderadas de abono.
La unidad de legumbres y cebollas recibe mucho estiércol y poco abono o cal. Las especies del género Brassica, reciben cantidades intermedias de estiércol y abono, y grandes cantidades de cal. Algunas verduras crecen y maduran más deprisa que otras, de forma que existen momentos del año en que aparecen huecos en el cuadro de hortalizas.
Éstos pueden usarse para cultivar verduras que maduren rápidamente, las cuales también pueden intercalarse o cultivarse entre cosechas de maduración lenta. Por ejemplo, pueden cultivarse espinacas entre las hileras de los puerros, que crecen lentamente.

De esta forma, la rotación de las cosechas asegura que todas las partes del cuadro de hortalizas reciban estiércol, abono y cal con regularidad, y los peligros de concentración de plagas y enfermedades se minimizan.

Asociaciones

Decimos que una asociación de diversas plantas es favorable, cuando al cultivarlas juntas o muy cercanas unas de otras, se protegen y se benefician mutuamente en su crecimiento.

Este tipo de asociaciones se conoce y practica desde antiguo. Un ejemplo es el cultivo combinado de judías, maíz y calabazas, utilizado ya en América en la época precolombina, donde las plantas de judías quedan enramadas en las matas de maíz. Asociados al maíz y a las judías, también podemos cultivar calabacines, pepinos, melones o sandías, los cuales se beneficiarán de la sombra que proporciona el maíz durante los días más calurosos del verano.

La albahaca, también nos ayuda a proteger los pimientos contra los pulgones.

Los puerros y cebollas junto a las zanahorias nos ayudan a repeler los ataques del barrenador.

La presencia de una buena variedad de flores en el huerto, atraerá a insectos y abejas, que polinizarán y aumentarán nuestra cosecha de frutas.

Como se ve, las ventajas de la práctica de la asociación de cultivos son importantes, llegando incluso a incrementar el rendimiento entre un 50% y un 100% e incluso más.

Además, no sólo reduce sensiblemente los ataques de parásitos , sino que el uso de tierra, suelo y agua se optimiza al combinar plantas de raíces de crecimiento horizontal, con otras que hunden sus raíces a bastante profundidad; plantas rastreras, con otras que crecen a lo alto; plantas a las que les afecta el sol, con otras que lo buscan y les proporcionan sombra...

Pero no hay que olvidar, que al igual que existen asociaciones favorables, también existen las desfavorables. Un ejemplo es la salvia, que debe plantarse alejada del huerto puesto que inhibe el desarrollo de numerosas hortalizas.

También hay que decir que una asociación puede resultar muy buena en una región y no serlo en otra, por lo que lo mejor es dejarse guiar por la observación y la propia experiencia. En cualquier caso, aquí daremos una pequeña guía de asociaciones favorables y desfavorables según el método biodinámico:

Ajo y cebolla

Favorables: remolacha de mesa, fresa, lechuga, tomate

Desfavorables: habichuela, guisante

Apio

Favorables: puerro, tomate, habichuela, col

Berenjena

Favorables: habichuela

Calabaza

Favorables: maíz

Desfavorables: patata

Col

Favorables: patata, apio, remolacha, cebolla

Espárrago

Favorables: tomate, perejil

Espinaca

Favorables: fresa

Fresa

Favorables: habichuela, espinaca, lechuga

Desfavorables: col

Guisante

Favorables: zanahoria, nabo, rábano, pepino, maíz y casi todas las hortalizas

Desfavorables: ajo, cebolla

Haba

Favorables: maíz

Habichuela

Favorables: patata, zanahoria, pepino, col y casi todas las demás hortalizas

Desfavorables: ajo, cebolla

Lechuga

Favorables: zanahoria, rábano, fresa, pepino, calabaza

Desfavorables: girasol

Nabo

Favorables: guisante

Patata

Favorables: habichuela, maíz, col, haba

Desfavorables: pepino, calabaza, girasol, tomate

Pepino

Favorables: habichuela, guisante, maíz, cebolla, rábano

Desfavorables: patata

Puerro

Favorables: cebolla, apio, zanahoria

Rábano

Favorables: guisante, lechuga, zanahoria

Remolacha

Favorables: habichuelas de mata baja, cebolla

Tomate

Favorables: cebolla, lechuga, zanahoria

Desfavorables: col, patata

Zanahoria

Favorables: lechuga, rábano, guisante, tomate, cebolla


Recolecciones:

Es una de las tareas más agradables y gratificantes del horticultor, y en ella ve recompensados sus esfuerzos y paciencia. A continuación describimos en una tabla las recolecciones más habituales del horticultor


RECOLECCIONES

CADA DÍA

CADA 3 Ó 4 DÍAS

DE 7 A 10 DÍAS

Calabacín

Espárragos

Fresas

Acelgas

Albahaca

Berenjenas

Berros

Borrajas

Brócolis

Espinacas

Guisantes

Habas

Judías verdes

Lechugas

Mejorana

Melisa

Melones

Menta

Orégano

Pepinos

Pimientos

Rabanitos

Salvia

Sandía

Tomate

Achicoria

Ajedrea

Ajos tiernos

Alcachofas

Alubias

Apio

Canónigos

Cardos

Cebollas tiernas

Coles de Bruselas

Coles chinas

Coliflores

Colirrábanos

Dientes de león

Endibias

Escarolas

Estragón

Hinojo

Maíz

Nabos

Perejil

Puerros

Rábanos

Remolacha roja

Repollo

Romero

Tupinambos

Zanahorias

DE TEMPORADA

Ajos

Cebollas

Lentejas

Boniatos

Garbanzos

Patatas

Calabazas

Judías secas

CONSERVACIÓN

Existen diferentes métodos para la conservación de los productos que obtenemos de la huerta:

Sobre el terreno

Aquellas hortalizas capaces de resistir las heladas sin protección (colinabos, coles de invierno, espinacas, puerros, chirivías...), pueden conservarse mediante este método. También los nabos y zanahorias, aunque más sensibles al frío, pueden conservarse sobre el terreno si les cortamos las hojas y los protegemos con una buena cubierta de paja o de hojas muertas.

En zanjas

Se emplea preferentemente para la conservación de hortalizas de hoja, como la achicoria rizada, las escarolas de otoño..., permitiendo que las consumamos hasta los meses de diciembre o enero. Para llevarlo a cabo, es preciso arrancarlas con su cepellón antes de las heladas, colocándolas unas al lado de otras, sin que queden demasiado apretadas, en zanjas de una profundidad aproximada de 40 ó 45 cm, protegiéndolo todo del frío con unas esteras de paja o bien con ramas cubiertas de paja.

Para las coles podemos utilizar otra modalidad de zanjas. La profundidad de estas será de unos 20 cm, por otros 20 de anchura, con orientación Este-Oeste. Los cogollos se situarán mirando en dirección Norte, recubriendo los tallos y las raíces con la tierra que hemos sacado al cavar. A continuación se recubrirá todo con paja.

En silos

Puede utilizarse este método para la conservación de la mayor parte de las hortalizas de raíz, mezclándose en el mismo silo todas las hortalizas que deseemos guardar. Cuando la tierra es sana y con un buen drenaje, los silos se construirán semienterrados, pero si la tierra es demasiado húmeda, será preciso hacerlos en superficie, elevando el fondo o bien rodeándolo de zanjas de drenaje. El fondo se recubre de paja, cañas... y una vez apiladas las hortalizas, se recubren con una capa de paja, cubriendo ésta a su vez con tierra. En el caso de raíces con tendencia a arrugarse, como la aguaturma, la base se realiza con haces de leña, colocando sobre ella una primera capa de tubérculos, distanciados 15-20 cm del borde, y tapándolos con una capa de 5 cm de tierra franca, continuando la serie de capas hasta terminar. De trecho en trecho, y en contacto con los haces del fondo, se apoyan en el montón haces de ramas, con el fin de permitir una aireación adecuada. Por último se cubre todo con tierra.

En sótano

Lo ideal sería disponer de un sótano excavado, pero en su defecto será suficiente con que sea suficientemente fresco. Es un buen lugar para la conservación de patatas en invierno, así como algunas hortalizas de hoja, tipo acelga, col morada o escarola, las cuales guardadas con su cepellón, aguantan en buen estado durante varias semanas. En lo que se refiere a las hortalizas de raíz, lo recomendable es colocar las raíces alternando capas de arena seca muy fina, y cortando las hojas a nivel del cuello para impedir su rebrote. De esta forma podrán conservarse durante varias semanas.

En desván o granero

Son los lugares más adecuados para guardar las hortalizas de bulbo como el ajo, la cebolla, las calabazas o las plantas aromáticas, puesto que para ello no se precisa más que un lugar seco y resguardado de las heladas.

Fermentación láctica

Es el método utilizado para la elaboración del choucroute o col fermentada. Se trata de una fermentación anaerobia controlada que permite el desarrollo de bacterias lácticas, las cuales fabrican el ácido láctico a partir de los azúcares que contienen los alimentos, acidificando el medio y asegurando una perfecta conservación. Tiene la ventaja de que las hortalizas se vuelven más digeribles con este método, además de más ricas en vitamina C. De este modo, podemos conservar, además de col, nabo, cebolla, zanahoria, remolacha...

Secado

Eliminando la humedad de los alimentos, podemos detener el desarrollo de los organismos que los estropean, puesto que éstos tan sólo pueden vivir con unos niveles de agua mínimos. Durante este proceso, las frutas llegan a perder el 80% de su contenido de agua, mientras que en el caso de las verduras, el porcentaje asciende hasta el 90%. Esto permite conservar alimentos entre 6 meses y 2 años, dependiendo de la temperatura a la que los almacenemos (a menor temperatura, mayor tiempo de conservación). Tanto las frutas como las verduras, deberán estar en perfecto estado para someterse a este proceso. Si las frutas están demasiado maduras es mejor dejarlas para otros usos. En el caso de las plantas medicinales y aromáticas, lo aconsejable es recolectarlas cuando su contenido en aceites esenciales es mayor, es decir, por regla general, antes de florecer, cuando empiezan a producir semillas. El mejor momento del día para la recolección es junto antes de que el sol empiece a cerrarlas, pero una vez el rocío se haya evaporado, cortándolas a 15-20 cm de la base.

Existen diferentes métodos para el secado, desde el simple secado al aire, hasta el uso de deshidratadores eléctricos o solares, pasando por el empleo del horno o el microondas.

  1. Congelación

Gracias a las bajas temperaturas, podemos detener temporalmente el crecimiento de los microorganismos que estropean nuestros alimentos, pudiendo disponer de ellos fuera de temporada. Si se realiza de forma correcta, la textura, el color y el sabor se conservan estupendamente, y lo que es más importante aún, las propiedades nutritivas.

  1. Conservas

Aparte de la posibilidad de elaborar deliciosas confituras, mermeladas, jaleas, chutneys, etc, también podemos realizar conservas de frutas y hortalizas al natural. En el caso de las hortalizas, una vez lavadas las escaldamos con agua hirviendo (siempre en poca cantidad, a fin de no interrumpir el hervor). A continuación las sumergimos en agua muy fría para detener la cocción y evitar las temperaturas intermedias que favorecen el desarrollo microbiano. Por último añadimos una salmuera (mezcla de agua y sal en una proporción máxima de un litro de agua por 250 g de sal), las envasamos y las esterilizamos.

En el caso de las frutas, habrá que quitarles rabos, pepitas, piel... dejando sólo lo que sea carne. Colocamos una capa de frutas en un tarro de boca ancha, y la cubrimos de azúcar, continuando las capas hasta llenar el tarro. La fruta debe quedar bien compactada antes de cerrar. Para evitar la pérdida de color de las frutas, es aconsejable rociarlas con limón. Para finalizar el proceso, será preciso esterilizar los botes en agua hirviendo.

Cultivo de plantas medicinales

Todo horticultor debería contemplar la posibilidad de combinar las hortalizas con las plantas medicinales en la huerta pues este tipo de biodiversidad enriquecerá la huerta con aromas y fragancias, protegerá las plantas de muchas enfermedades y nos aportará plantas condimentarias para la cocina. Algunas de las plantas condimentarias útiles en la cocina y en infusiones que podemos cultivar conjuntamente en la huerta son el orégano, tomillo, salvia, menta, melisa, caléndula, laurel, valeriana, perejil, coriandro, etc. Lo más importante a tener en cuenta es la ubicación de estas plantas medicinales y condimentarias ya que unas necesitan agua como la menta, melisa, perejil y otras apenas hay que regarlas como la salvia, el tomillo, orégano... En la sección fitosanitarios trataremos muchas de las aplicaciones de estas plantas en la huerta a nivel fitosanitario.

Cavar, aporcar

Las malas hierbas no existen, prefiero llamarlas hierbas competentes. Si bien la permacultura es otra técnica de cultivo que no cava estas hierbas, personalmente me guío por la experiencia de que una buena cavada vale más que cien regadas. Remover la tierra oxigena las plantas, airea la tierra y deja los nutrientes sólo para las plantas que cavamos.

Hay cultivos que requieren de tan solo una cavada como por ejemplo la patata, el maíz, y otros como el tomate, el pimiento o la berenjena que precisan de dos o tres cavadas

Abono, compost:

La palabra compost es un término de origen anglosajón. Trata ni más ni menos, que de la descomposición de materia orgánica en un equilibrio adecuado. Para ello será preciso tener en cuenta dos puntos fundamentales:

La cantidad de nitrógeno y celulosa (carbono) que contiene la materia orgánica.

La humedad de la materia orgánica y del montón en su conjunto. Un compost con exceso de humedad que retenga el agua, o bien un exceso de materia orgánica con mucha humedad, como puede ser el césped recién cortado, o restos de cosechas que no se han dejado marchitar con anterioridad, terminarán pudriéndose, y en consecuencia, dando lugar a fermentaciones anaerobias que resultarán negativas para las raíces de las plantas que pretendamos tratar con este compost. Igualmente perjudicial resultará la falta de humedad del compost, o un exceso de materiales secos tales como hojas secas, paja..., puesto que impedirá la adecuada proliferación de bacterias y microorganismos de vital importancia para la fermentación y descomposición del montón.

Para la elaboración del compost podemos emplear:

Ramas de las podas

Flores y hierbas

Ceniza

Diarios y cartones, hilos y trapos

Plumas, pelo, lana...

Paja

Restos orgánicos de la casa

Césped

Restos de cosechas

Estiércoles de todo tipo

Las hojas verdes resultan ricas en nitrógeno, mientras que la paja y los vegetales leñosos son ricos en carbono. También podemos añadir polvo de rocas, para corregir posibles carencias de la tierra: fosfatos naturales, sulfato de hierro... Las cenizas resultan ricas en potasio, y el estiércol fresco proporciona el nitrógeno necesario para la vida bacteriana, además de aportar bacterias que permiten acelerar la fermentación.

Según su grado de descomposición, podemos hablar de tres tipos de compost:

Poco descompuesto o fresco. Es aquél que ha sufrido una fermentación de pocas semanas. Se utiliza fundamentalmente para el abonado de fondo.

Descompuesto. Con una fermentación entre dos y cuatro meses. Al ser de rápida absorción, puede aplicarse en la fase productiva del cultivo.

Muy descompuesto o maduro, también conocido como mantillo. La descomposición ha durado de uno a dos años. Tiene varias utilidades, como la de cubrir sembrados, preparación de semilleros y abono de parcelas donde vayan a plantarse zanahorias, judías u otras plantas sensibles a la materia orgánica fresca.

En huertos de pequeñas dimensiones y cultivos intensivos de hortalizas muy variadas, es recomendable utilizar compost en diferentes fases de descomposición.

Existen dos formas de realizar el compostaje:

En montón. Tiene la ventaja de que permite ir controlando todas las fases, con lo cual podremos obtener un compost con las características más acordes al uso que pretendamos darle. En cultivos biodinámicos, permite conseguir una estimulación energética que mejora el resultado final, gracias a la inoculación en el montón, de preparados hechos a bases de plantas medicinales.

En superficie. La materia orgánica se esparce directamente en el mismo lugar donde crecen las plantas, con la ventaja de que supone mucho menos trabajo y además, al cubrir el suelo, lo protegemos de la radiación solar. Debido a la lenta y progresiva descomposición en este método, resulta muy apropiado para plantaciones de árboles frutales y cultivos plurianuales. También resulta apropiado para el cultivo de cereales y en los bancales de hortalizas, en los cuales se puede realizar una cobertura permanente con paja, restos orgánicos, hojas, estiércol y cualquier otra materia orgánica.

En lo que se refiere a la ubicación del montón de compost, deberemos tener en cuenta algunos puntos:

Conviene que sea un lugar sombreado y a resguardo de los vientos dominantes.

Que haya cerca una toma de agua para cuando sea preciso humedecerlo.

Que no esté muy lejos del lugar donde vamos a usarlo.

Que dispongamos de espacio suficiente para el volteado, cargado de carretillas...

Que esté a una distancia prudencial de la casa, puesto que aunque un compost correctamente elaborado no tiene porque oler mal en ninguna de sus fases, conviene no correr riesgos.

El paso de la materia fresca a compost se conoce con el nombre de fermentación o maduración que, en cualquier caso, habrá de producirse siempre en presencia de oxígeno, es decir, de forma aerobia. Es importante también, una correcta proporción carbono/nitrógeno, siendo lo más adecuado que exista unas 25 o 30 veces más carbono (celulosa) que nitrógeno.

Otro punto importante es la homogeneidad de los componentes, y su correcta aireación, manteniendo siempre una humedad regular. La temperatura del montón no debe superar los 70º, y en caso de hacerlo, será preciso regarlo de forma abundante para frenar la fermentación. La falta de humedad también es causa de que la fermentación no se lleve a cabo.

El tiempo de fermentación puede variar entre unas semanas y varios meses, dependiendo del método que hayamos utilizado, la relación carbono/nitrógeno y el grado de madurez necesario para su uso.

Fitosanitarios:

A la hora de tratar diversos problemas en nuestro huerto, jardín o macetas, como plagas o enfermedades diversas nos enfrentamos al reto de como combatirlas sin el uso de pesticidas y herbicidas químicos. Es en este área donde los fitosanitarios juegan un papel importante, tratando plagas y enfermedades con sustancias naturales provenientes en su mayoría del reino vegetal. Las graves implicaciones que tiene el uso excesivo e irracional de plaguicidas químicos para la productividad de la tierra. la salud humana, así como su alto costo económico, es ya una preocupación de importantes sectores nacionales e internacionales

Podemos encontrar en las plantas medicinales muchas soluciones a plagas y otro tipo de problemas que afectan a nuestro huerto, ya sea a las plantas, hortalizas y vegetales o a los árboles. Debemos tomar conciencia de los recursos naturales que nos ofrece la propia naturaleza para solucionar este tipo de problemas y no echar mano de pesticidas, herbicidas y fungicidas que a la larga tan solo producen daños irreparables en el ecosistema. A continuación detallamos algunos de los remedios naturales que os pueden ser útiles para combatir plagas y ayudar notablemente a vuestro huerto, vuestros productos de horticultura o vuestros propios árboles frutales. La Naturaleza en su equilibrio es sabia. El hombre ambicioso es destructivo y sólo mira por sus intereses económicos cegado por la ambición y su ignorancia, envenenando con diversos químicos las tierras de cultivos y el ecosistema del planeta.

Estimulante de la vegetación con cualidades curativas: usaremos la (ortiga urens o la ortiga dioica) las cuales gozan de una composición rica en nitrógeno y sales minerales. Estas plantas deben recogerse en el momento de la floración y secarse a la sombra aunque también pueden utilizarse frescas.

Ingredientes 2 kilos de ortiga fresca, 400 gramos de ortiga seca y 20 litros de agua.

Preparación: se ponen a macerar las plantas en el agua durante 5 días removiendo cada día de vez en cuando. Se cuela y el preparado se diluye en doble cantidad de agua.

Aplicación: para estimular el crecimiento de las plantas, para prevenir el mildium, al principio de la brotación contra la clorosis de los frutales, contra la araña roja, etc...

Cola de caballo para reforzar las plantas y contra el mildiu.

Ingredientes: 1 kilo de cola de caballo por cada 10 litros de agua.

Preparación: macerar la cola de caballo el los 10 litros de agua durante 24 horas. Posteriormente hervir esta misma solución con las plantas durante 20 minutos a fuego lento. Colar.

Aplicación: diluirlo en la proporción de una parte de este preparado por 4 de agua. Pulverizar las hojas y tallos de la planta para proteger del mildium y también para reforzar las plantas.

Ajo y cebolla contra los hongos (cendrada).

Ingredientes: utilizaremos el ajo y la cebolla aunque personalmente prefiero el ajo y cebolla marina (urginea marítima) planta que antiguamente se sembraba alrededor de las higueras para protegerla de la hormigas, de las ratas y de la podredumbre de las raíces.

Preparación: mezclaremos 1/2 Kg. de ajos y cebollas por cada 10 litros de agua. Es preferible machacar los ajos y las cebollas antes de proceder a la maceración. Dejaremos que macere durante 24 horas y después lo colaremos para posteriormente diluirlo en una proporción de un litro de preparado por 7 de agua. Este preparado también es útil contra la mosca de la zanahoria.

Manzanilla para reforzar y estimular sus resistencia a las plagas y enfermedades.

Ingredientes: 50 gramos de manzanilla y 10 litros de agua.

Preparación: hacer una infusión y dejarla reposar 15 m. Colar y aplicar sin diluir sobre las plantas.

Repelente de hormigas, piojos y polillas.

Ingredientes: 300 g. de tanaceto ( tanacetum vulgare) y 10 litros de agua.

Preparación: hacer una infusión con los elementos mencionados y dejar que repose durante 10 m. Colar. Aplicar sobre las plantas.

Preparación para reforzar las plantas.

Ingredientes: 400 g. de ortiga seca, 3 kilos de estiércol de oveja, 1/2 kg. de cola de caballo, de 2 a 4 kg. de ceniza..

Preparación: todos estos ingredientes se mezclan. Se hierven 100 litros de agua y cuando está hervida el agua se echan los ingredientes y se deja reposar 20 minutos mínimo.

Para hacer huir a los caracoles del huerto:

Esparcir cada cierto tiempo según llueva o no, cenizas de la chimenea o de la quema de maderas.

Para hacer huir a las hormigas:

Sembrar menta alrededor y cebolla marina (urginea marítima)

Para proteger a los frutales y hortalizas de plagas:

Sembrar ajos y cebollas alrededor.

Para que las rosas huelan más:

Sembrar ajos alrededor de ellas. (No poner las rosas junto a los claveles)

Contra el pulgón de las huertas:

Rociar las plantas con agua macerada 12 horas en tabaco puro.

Para alejar sapos y serpientes del lugar:

Sembrar salvia y ajenjo alrededor de las plantas que se desea proteger.

 

Fecha que se impartirá dicho curso: sábado 31 de julio y 1 de agosto del 2004
Lugar: EcoSalvia, Pirineos catalanes a 30 Km de La Seu d'Urgell
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