¿PUEDE
PRODUCIR CÁNCER EL ABUSO DE LA LECHE?
"Respecto a la demostración
para la leche es para dar prueba que este alimento no es especialmente
de primera necesidad y seguramente no es de primera beneficiencia. Hay
que tomar leche y dejar le un dia o dos, se "torno" espeso y cuando tiene
un poco de consistencia hay que ponerle en un pañuelo (como para
hacer un quesito blanco-fresco, que es muy bueno) y este pañuelito conteniendo el leche ya medio quesito, arancarle a algo y dejar el "agua"
de la leche tombar sobre una piesita de metal, despues una noche o dos,
se vera el metal completamente "comido" por esta "agua", en prueba del
acido lactico. Asi que si un metal puede ser incomodado por el liquido
escapando de la leche, ¿Cómo debe ser en el estomago humano?
Edward Giovannucci, profesor
asociado de nutrición y epidemiología de Harvard y coautor
de ambos estudios, sostiene que hay razón para preocuparse. Cree
que el calcio en sí mismo, a altos niveles de consumo, promueve
el cáncer de la próstata al reducir drásticamente
los niveles de protección de la vitamina D. No sólo dos estudios,
sino muchos años de investigación lo han convencido. "Para
la próstata", dice, 'los datos son consistentes y el alto riesgo
relativo del segundo estudio es muy preocupante. dada la popularidad actual
del calcio en Estados Unidos.
En Estados Unidos, diez
millones de hombres y mujeres sufren de osteoporosis, una enfermedad crónica
de desgaste óseo. Una de cada dos mujeres y uno de cada ocho hombres
mayores de 50 años se fractura un hueso debido a la osteoporosis.
Tras una fractura de cadera, muchos nunca recuperan el movimiento, y uno
de cada cinco muere dentro del siguiente año.
Muchos expertos argumentan
que los norteamericanos pueden prevenir la osteoporosis añadiendo
calcio a sus dietas. Y la leche contiene gran cantidad de calcio.
Algunos dietistas, sin embargo,
ven el problema y la solución de forma distinta. Walter Willett,
profesor de la Escuela de Salud Pública de Harvard y jefe del departamento
de nutrición, dice: "No hay evidencia de que tengamos una emergencia
de
calcio, como quiere hacernos creer la industria láctea. Tenemos
uno de los consumos de calcio más altos del mundo". Marion Nestle,
jefa del departamento de estudios de alimentos y nutrición de la
Universidad de Nueva York y miembro del consejo científico asesor
de la Administración de Alimentos y Fármacos, se sorprendió
cuando el Instituto de Medicina sugirió recientemente que los adolescentes
y los adultos mayores de 50 debían aumentar su consumo de calcio
a 1.300 y 1.200 miligramos diarios respectivamente. "La Organización
Mundial de la Salud recomienda 500 miligramos para niños y 800 miligramos
para adultos", dice.
La leche es un conjunto
de nutrientes que la naturaleza agrupó para propiciar el crecimiento
rápido de los terneros, pero el crecimiento acelerado puede no asegurar
la solidez de los huesos. 'Los estudios sobre la densidad mineral de los
huesos pueden producir gran confusión' dice Willett. "Está
claro que un aumento en el consumo de calcio causa un pequeño y
súbito aumento de la densidad (alrededor del 2 por ciento). Sin
embargo, este efecto no sigue aumentando y desaparece al suprimiese el
calcio adicional"'. La pregunta es si este pequeño aumento protegerá
contra las fracturas.
Campbell tropezó
con las estadísticas sobre osteoporosis en los años 80, cuando
tomó un descanso de sus estudios con animales para dirigir el proyecto
China-Oxford-Cornell, una investigación masiva sobre dietas y enfermedades,
basada en datos de 6.500 familias rurales chinas. En general, los chinos
comían una dieta casi vegetariana. Otra notable diferencia entre
China y Occidente sor- prendió a Campbell: los contrastantes niveles
de osteoporosis. La mayoría de los chinos obtenían su calcio
de frutas y vegetales. Pese a consumir menos de la mitad del calcio recomendado
en Estados Unidos, sus huesos parecían sanos. Entre mujeres mayores
de 50 años, la relación de fracturas de cadera parecía
ser la quinta parte de la de las naciones occidentales.
¿Estaban los chinos
absorbiendo calcio más eficientemente de los vegetales que los occidentales
de los productos lácteos? ¿O sería que los campesinos
chinos, con sus rudas labores, compensaban las bajas dosis de calcio en
sus dietas con un crecimiento óseo inducido por el ejercicio? Aunque
el calcio y otros nutrimentos de la leche promueven el crecimiento óseo,
otras sustancias en productos lácteos y en productos animales (ciertas
proteínas y, especialmente, el sodio) extraen calcio de los huesos.
Los chinos obtienen suficiente calcio a partir de verduras, legumbres y
algunas frutas, y como esos alimentos no promueven pérdida de calcio,
podrían no necesitar una cantidad total de calcio tan grande. En
los años 90, los investigadores de la nutrición hablan recopilado
datos de diferentes partes de¡ mundo y encontraron otra correlación
sorprendente: mientras más calcio consumen las personas, más
susceptibles parecen a sufrir fractura de la cadera. Las personas en países
con altos consumos de productos lácteos (Norteamérica y el
norte de Europa) consumen dos o tres veces más calcio y se fracturan
dos o tres veces más huesos que aquéllas con bajo consumo
de calcio (asiáticos y africanos). "La osteoporosis', señala
Campbell, "no está totalmente explicada todavía.
EN 1997, LOS RESULTADOS
DE UN PROYECTO MASIVO DE INVESTIGACIÓN, el Estudio de Salud de las
Enfermeras de Harvard, que duró 12 años e involucro 78.000
enfermeras, aportó más evidencia epidemiológica. A
principios de estudio, las enfermeras informaron sobre los productos lácteos
en sus dietas y actualizaron la información cada cierto número
de años. Las actualizaciones incluían información
sobre fractura de brazos y caderas.
EN 1997, LOS RESULTADOS
DE UN ESTUDIO ENTRE 78.000 ENFERMERAS PUSIERON EN DUDA LA RELACIÓN
ENTRE LOS ALTOS CONSUMOS DE CALCIO Y LA FORTALEZA ÓSEA. SE HALLÓ
QUE LOS SUJETOS QUE TOMARON MÁS LECHE (DOS O MÁS VASOS POR
DÍA) SE FRACTURARON MÁS HUESOS QUE LOS OTROS Y TUVIERON UN
RIESGO SIGNIFICATIVAMENTE MAYOR DE FRACTURA DE LA CADERA.
(Los investigadores pensaron
que si recogían los datos al revés, las enfermeras con huesos
fracturados podrían culpar retrospectivamente a sus dietas y no
recordar los consumos de productos lácteos con exactitud). El estudio
se corrigió teniendo en cuenta las variables que afectan la fortaleza
ósea, tales como edad, consumo de vitaminas y minerales, cafeína,
fumar, consumo de alcohol, horas semanales de fuerte actividad física
y suplementos hormonales y de control de la natalidad, que se sabe estimulan
el crecimiento óseo. Al concluir el estudio, Diane Feskanich, Walter
Wilett y sus colegas de Harvard encontraron una correlación: las
enfermeras que tomaban más leche, dos o más vasos por día,
se fracturaron más huesos. Tuvieron un riesgo ligeramente mayor
de fractura del brazo (1.05 veces) y un riesgo significativamente mayor
de fractura de la cadera (1.45 veces).
Robert Heaney, profesor
de medicina de la Universidad de Creighton en Omaha y especialista en biología
ósea, pone en duda el valor de este estudio y cita otros que lo
contradicen. De 40 a 145 estudios sobre el consumo controlado de calcio
y la pérdida ósea, dice, 'todos, menos dos, demostraron que
el calcio es beneficioso. De ocho a diez de los estudios usaron productos
lácteos: todos mostraron ser beneficiosos'.
Gracias al Congreso, los
lecheros disfrutan de precios subvencionados y el gobierno compra sus excedentes.
Dedican parte de sus ganancias a educar a los profesionales de la salud
sobre la leche y suministrar materiales gratuitos a las escuelas, sugiriendo
que la leche es vital para la buena nutrición. En su demanda el
Comité de Médicos por una Medicina Responsable alega que
las sugerencias dietéticas federales están preparadas por
asesores vinculados a la industria de la leche y la carne. Pero Miller
dice: 'Las actuales recomendaciones para el consumo de calcio y leche están
basadas en los catos disponibles de la ciencia. Quienes las formularon
son científicos reconocidos en la cima de sus especialidades'
Eileen Kennedy, subsecretaria
adjunta del Departamento de Agricultura, señala que las preferencias
de los consumidores y no los intereses de la industria láctea conforman
las políticas federales sobre nutrición. Los norteamericanos
obtienen las tres cuartas partes de su calcio de la leche y otros productos
lácteos. Considere, sugiere Kennedy, qué ocurriría
si el gobierno eliminara los productos lácteos como grupo alimenticio
recomendado.
¿Llenarían
los consumidores el vacío consumiendo más verduras y legumbres
ricas en calcio? Ella piensa que no. Continuarían las actuales tendencias:
ejercicios para fortalecer los huesos, consumo de bebidas carbonatadas
con cafeína, comidas ligeras saladas y carnes, que extraen calcio
de los huesos, y estaríamos peor que nunca con menos leche. "No
se puede borrar sencillamente la sección láctea y decir que
el resto funciona", dice. Y nadie puede negar que el consumo de leche per
cápita ha disminuido lentamente durante décadas. "Los norteamericanos
beben ahora más bebidas carbonatadas que leche, más café
que leche y más cerveza que leche".
Los estudios indican que
el 70 por ciento de los afroamericanos, el 50 por ciento de los hispanos
y el 90 por ciento de los asiáticos tienen dificultades para digerir
la lactosa, mientras que sólo el 15 por ciento de los caucásicos
las padecen. Los niños con intolerancia a la lactosa podrían
obtener suficiente calcio de alimentos alternativos como la leche de soja
o jugos enriquecidos con calcio.
Los defensores de los productos
lácteos insisten en que la mayor parte de las personas que creen
ser intolerantes a la lactosa pueden digerir pequeñas cantidades
de leche. El truco consiste en entrenarlos. Estudios pilotos financiados
por la industria láctea han demostrado que cuando esos niños
consumen leche lentamente, en pequeñas cantidades a lo largo del
día y con las comidas, toleran uno y hasta dos vasos diarios.
Campbell no puede olvidar
los niños a quienes ayudó en Filipinas. Él crió
los cinco suyos, actualmente entre 22 y 36 años, con dietas prácticamente
libres de leche. Y sus cinco nietos rara vez consumen productos lácteos.
Fuera de la familia encuentra mayor resistencia a sus ideas dietéticas,
pero esto no ha alterado su convicción de que se puede obtener todo
el calcio y las proteínas necesarias de fuentes vegetales. Antonia
Demas, una antigua colega de Campbell en Cornell, que ahora trabaja en
el sistema escolar de Miami, Florida, ha creado programas de almuerzo escolar
ganadores de premios, que no incluyen carne ni productos lácteos,
pero admite que a los muchachos todavía les gusta la dieta a la
que están acostumbrados. Aun Campbell admite que sus nietos fallan
de vez en cuando. "Son casi estrictamente vegetarianos", dice, excepto
un par de ellos que hacen sus trampas de vez en cuando con el queso".
Fuentes
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