ACEDERA.
Prefiere suelos ligeros ricos situados en un lugar resguardado y con sol
abundante, pero crece también a la sombra.
Cuando la planta florece hay que cortarla antes de que de semillas. La recolección se inicia cuatro meses después de aclarado o cuando la
planta haya formado cinco hojas fuertes.
AJEDREA BLANCA.
Admite suelos cretosos pobres pero progresa asimismo en los ricos y húmedos
siempre que no hayan recibido compost o estiércol fresco. Crece en cualquier
clima salvo en los más fríos. Es necesario una buena labranza antes de
sembrar y mantener después húmedo el terreno.
Los brotes se cortan en cuanto se abren las flores.
ALBAHACA.
Necesita un suelo seco, ligero y bien drenado. Prefiere los lugares
soleados pero resguardados. Se da en casi todos los climas, pero es sensible a
las heladas. Las hojas se arrancan en cuanto que se despliegan.
ALCARAVEA.
Es muy adaptable y admite cualquier suelo siempre que no este demasiado húmedo,
aunque prefiere la tierra franca arcillosa y un emplazamiento resguardado. Está
adaptada a los climas frescos.
Cuando las semillas se vuelven marrones hay que extraerlas de las
cabezuelas y dejarlas secar en un lugar ventilado.
ANGELICA.
Necesita un suelo rico y profundo con algo de sombra. Requiere mucho
espacio. Las hojas se cortan en verano y se pueden consumir frescas como las
hortalizas.
ANIS.
Prefiere un suelo cálido y muy bien drenado en lugares soleados. Se
recolecta cuando las cabezuelas se han vuelto de color pardo grisáceo. Se
cortan los tallos se atan en manojos y se cuelgan para que se sequen.
BORRAJA.
Crece en cualquier terreno pero prefiere el sol y un suelo franco bien
drenado. Sólo se multiplica por semillas. A las 8 semanas de la siembra se
empiezan a cortar las hojitas y la recolección es permanente.
CAPUCHINA.
Planta de crecimiento muy fácil, surge en cualquier lugar siempre que
tenga sol abundante y un suelo arenoso y ligero. Las hojas se cortan antes de
que las plantas florezcan, se las fragmenta y seca antes de desmenuzarlas y
almacenarlas.
ENELDO.
Acepta cualquier tipo de suelo siempre que esté bien drenado. Debe
disponer de sol pero no debe dejarse secar. Se inicia el corte de las hojas
cuando la planta tiene 20 cms
De altura, para las destinadas a secado el mejor momento de corte es antes
de que la planta florezca.
HINOJO.
Crece en cualquier suelo siempre que no sea ácido ni demasiado pesado,
prefiere el suelo cretoso y rico en un lugar soleado. Las hojas se cortan en
verano y las semillas se cortan verdes y se secan al sol.
HISOPO.
Prefiere suelos cretosos, bien drenados y que contengan cal en abundancia,
prospera en clima templado y cálido. Una vez las plantas están maduras,
cuando tienen 45 cms. De altura, se hace un corte de manera que las hojas sean
siempre jóvenes y tiernas. Las hojas y tallos destinados a secar se cortan
antes de que las plantas florezcan.
LAUREL.
Prospera en cualquier suelo normal, necesita algo de sol pero tiene que
estar protegido contra los vientos fuertes, es muy vulnerable a las heladas.
Las hojas se arrancan durante todo el año y hay que secarlas antes de
utilizarlas.
MEJORANA.
Prefiere el suelo ligero y seco en un lugar medianamente soleado. Las hojas
se recogen en cualquier momento y durante todo el año. No requiere mayores
cuidados.
ORÉGANO.
Prefiere el suelo cretoso o de gravilla en un lugar cálido y seco, lo
ideal son las laderas de una colina. Se recogen las hojas y los tallos y se
pueden utilizar frescas o secas.
ROMERO.
Prefiere el suelo ligero, arenoso y bastante seco. Necesita cal abundante.
Los ramilletes se arrancan en cantidades pequeñas desde el segundo año en
adelante.
SALVIA.
Prefiere el suelo gredoso y bien drenado y si es ácido habrá que
encalarlo, no tolera los terrenos empapados ni el exceso de agua. Para
conseguir hojas ricas en esencias aromáticas vale la pena esperar al segundo
año. Hay que cortar las hojas antes de que se vuelva demasiado leñosas.
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Joan Sisa para Ecoaldea.com