EL CULTIVO BIOLÓGICO DE LOS CEREALES

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

    Introducción - Crecimiento de la agricultura biológica - La moda de lo biológico -
    Arroz - Arroz salvaje - Avena - Cebada - Centeno - Mijo - Trigo - Harinas

    INTRODUCCIÓN
    La agricultura tradicional ha llegado a la cima en lo que se refiere a los malos tratos de la tierra, y todo ello con plena conciencia de los gobiernos y de algunos agricultores que solo buscan beneficio económico. Muchos de los cereales que se siembran hoy en día son de origen transgénico, es decir, provenientes de semillas modificadas genéticamente. Para hacernos una idea los consumidores, lo que nos están vendiendo son productos modificados genéticamente de tal manera que podemos estar comiéndonos un tomate con un gen de un animal como por ejemplo el cerdo. A los grandes productores de cereales poco parece importarles la salud o la calidad de los alimentos mirando más bien por sus intereses económicos y para ello procuran que los medios de comunicación nos cuenten cuentos chinos de que estos experimentos son por el bien de la humanidad, y que se hacen para paliar el hambre del tercer mundo y bla, bla, bla... Pero lo cierto es que están jugando con nuestra salud. Se dice que en el mundo se están consumiendo muchos productos totalmente transgénicos, como por ejemplo el maíz, tan controlado por los EEUU, que está forzando su distribución por todo el mundo de tal manera que los agricultores no tienen más remedio que depender para siempre de la compra de semillas. Todo un negocio redondo que pretende acabar con la autosuficiencia del hombre del campo. Es bien cierto que muchos agricultores no pueden recibir subvenciones si no siembran determinadas semillas catalogadas por los organismos compinchados con las multinacionales. La globalización en la agricultura es un hecho real que pretende acabar con el pequeño agricultor y dar todas las ventajas a las grandes multinacionales y a los fuertes. Así pues, a la hora de sembrar cereales deberemos prestar mucha atención al origen y certificación de las semillas, y luchar para preservar aquellas que son auténticas y de la propia región donde vivimos.

    Llegamos ahora al importante y primordial mundo de los cereales. Éstos constituyen, por así decirlo, la base alimenticia de la humanidad. No sólo, como se suele pensar, es el trigo el único cereal, ni sólo sirve para hacer pan. Si te detienes a pensar y observas tu dieta, comprobaras que un porcentaje bastante elevado está compuesto por cereales de una u otra manera. Pan, bollería, pasta, arroz, maíz, harinas... ya sabes.. hasta la cerveza se obtiene de la cebada. Pero también, indirectamente, es el cereal el que te provee de todo tipo de carnes (si no eres vegetariano, claro) Pues casi todos los animales criados por el hombre, por no decir todos, son alimentados a base de cereales. Por lo tanto si lo que pretendes, al estudiar este CD, es hacerte tu propio huerto como divertimento o hobby... Bueno, bien. Pero yo voy más allá. Si lo que quieres es escapar del mundo civilizado, de ese estercolero en que se han convertido las ciudades, de esa cárcel en la que los hipnotizados ciudadanos permanecen presos en cuerpo y alma... amigo, presta atención y apréndete estos nombres, pues de ellos debes sacar gran parte de tu alimentación, así como la de los animales de tu granja: Trigo, cebada, avena, centeno, arroz y maíz. Aunque en algunos climas tropicales es la raíz de la tapioca y el ñame la base alimenticia de la región y la patata en los climas fríos y húmedos.

    Si se observa la historia, se ve claramente como las semillas de las gramíneas estaban destinadas a ser nuestro alimento principal, pues son las plantas más extendidas, copiosas, nutritivas y fáciles de almacenar. Parece ser que todo empezó tal y como, aún hoy día, recolectan grano los bosquimanos. Cuando estos sabios hombres hayan un hormiguero en su camino con su gran despensa de gramíneas, cogen el botín, lo asan en una piedra y se lo comen... De la misma manera, cabe esperar, lo haría el hombre prehistórico. El resto ya se sabe, la evolución del razonamiento, la tendencia del ser humano al sedentarismo, a las comodidades... Me pregunto si no fue ese el primer error del hombre... Lo más gracioso es que ahora los habitantes de las ciudades permanecen esclavos y llenos de incomodidades casi doce horas al día en eso que llaman “trabajo” para tener unas supuestas comodidades al llegar a casa, pero lo cierto es que no les da tiempo a acomodarse, Je! ¿Entonces?... ¡¡Ahí está la trampa del sistema!!! Te dice ¿Quieres comodidades? Ahí las tienes, no lo puedes negar. Pero todo eso tiene un precio demasiado caro. Vendes tu vida por tener un sofá donde ver estupideces a distancia y al mismo tiempo te haga la correspondiente lobotomía para poder aguantarla. A eso, en otros contextos, se le llama vender tu alma al diablo. En fin... Sigamos... entonces el hombre comenzó con lo que actualmente se conoce como agricultura. Con el paso de los siglos las gramíneas se han diversificado en gran manera sobre sus cepas originarías para adaptarse al cultivo del hombre, hasta el punto de que algunas semillas han llegado a convertirse en otra especie y otras a extinguirse, incluso.

    Antes de pasar al estudio detallado, quiero animarte a cultivar cereal si tienes la oportunidad, aún sin maquinaria especial. Aunque hoy día es fácil contar con un amigable vecino que tenga un tractor con la maquinaria requerida y te haga el favor de dejarte su tractor o el mismo hacerte la faena, no es necesario. Todo trabajo hecho con ganas y con espíritu es gratificante. De esta manera, para una cosecha de consumo doméstico te bastará con una guadaña, hoz o, incluso, un cuchillo de trinchar para la siega. La trilla es factible sobre el respaldo de una silla o el apisonamiento de la cosecha en una era con un tractor, el aventamiento al aire libre en un día de viento o con una aventadora, si se tiene,  y la molienda puede hacerse con un molinillo de café o un pequeño molino manual. Por último el cocido del pan puede hacerse en cualquier cocina convencional. El cual... no habrás probado un pan más sabroso y con más satisfacción que el que tu mismo has cultivado. Así que no perdamos más tiempo y vamos a profundizar en los distintos cereales.

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    La agricultura biológica crece un 50 por ciento cada año

    La tasa de crecimiento de la agricultura biológica es cada año igual o superior al 50 por ciento en España, Grecia, Italia, Austria, Finlandia y Suecia, señala un informe publicado por la Comisión Europea.

    Esos seis Estados miembros cuentan con el 70 por ciento de las explotaciones dedicadas en la Unión Europea (UE) a la agricultura biológica, añade.

    La media de crecimiento en la UE es de un 26 por ciento y el aumento se ha acentuado desde 1993, señala el informe sobre la agricultura y el medio ambiente elaborado por Bruselas.

    El número de explotaciones dedicado a esos cultivos ha pasado de 6.300 explotaciones en 1985 a 100.000 en 1998, de las que 31.000 corresponden a Italia.

    Italia cuenta con el 27 por ciento de la superficie dedicada a la agricultura biológica, Alemania con el 16 por ciento, Austria, con el 12 por ciento y España, en cuarto lugar, con el 10 por ciento. Suecia dispone del 9 por ciento, Francia del 8 por ciento y el resto de los Estados miembros, del 18 por ciento.

    Las explotaciones dedicadas a la agricultura biológica tienen una talla superior a la normal, y en el caso de Portugal son cinco veces más grandes que la media, en Italia, tres veces y en el Reino Unido, el doble, indica el informe.

    La clasificación de los Estados miembros ha cambiado considerablemente en los últimos años, ya que mientras que en 1985 Francia poseía el 45 por ciento de la superficie total dedicada a la agricultura biológica, hoy sólo cuenta con el 8 por ciento. El Reino Unido ocupaba ese año la tercera posición, con el 6 por ciento, mientras que en 1997 pasó a la novena posición con una superficie inferior a la de Dinamarca cuando su superficie agrícola total es seis veces mayor a la de ese otro Estado miembro.

    En Italia, Austria y España la agricultura biológica ha evolucionado de forma similar, clasificándose entre los cuatro primeros puestos, afirma el informe.

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    La moda de lo biológico

    Desde hace unas décadas todo lo que se bautiza como biológico está de moda. Productos naturales biológicos, verduras, vegetales y frutas de cultivo biológico, cereales biológicos... Pero ¿qué es realmente un producto biológico? La forma más sencilla de definirlo es todo producto, ya sea cultivado o elaborado, en el que no ha intervenido para nada lo químico o antinatural (pesticidas, abonos químicos, sulfatos, herbicidas, conservantes, colorantes, aditivos artificiales, etc). La agricultura y horticultura biológica utiliza abonos naturales como estiércol de diversos animales, fitosanitarios para combatir las plagas con plantas medicinales, y materias minerales de origen natural. Pero aquí puede caerse en el error de creer que un producto, por ejemplo una patata es de cultivo biológico 100% porque hemos utilizado estiércol de vaca u oveja por ejemplo, pero si el estiércol de estos animales no procede de animales cuya alimentación sea 100% natural (pastos y cereales, por ejemplo) entonces no podemos hablar de una patata completamente biológica, ya que en ese estiércol se encuentran sustancias no naturales presentes en los piensos que estos animales ingieren y que luego pasan al estiércol. Un caso muy conocido que nos puede servir de precedente es el mal de las vacas locas, cuyo causante de la enfermedad ha sido detectado en el pienso que estaba elaborado a base de restos de ovejas sacrificadas.

    No es mi pretensión ni mucho menos desprestigiar la tendencia de lo biológico, pero creo sinceramente que se está abusando del nombre y especulando etiquetando incluso muchos productos que no lo son ,como biológicos. Los productos biológicos no son nada nuevo de nuestros días. Nuestros abuelos ya practicaban la agricultura biológica antes de que llegaran los venenos de las grandes industrias químicas prometiendo al agricultor menos trabajo a cambio de más veneno en la tierra, cautivándolos y esclavizándolos e incluso enfermándolos como bien se ha demostrado en muchos informes de agricultores que han fallecido por causa de las inhalaciones constantes de productos como sulfatos, herbicidas y plaguicidas. El todopoderoso reino de la industria química fue más lejos aún "regalando" sus venenos caducados a los países pobres y subdesarrollados como muestra de su buena voluntad de cooperar. Como consecuencia de ello muchas tierras han quedado estériles y degradadas y muchos agricultores se han arruinado al no poder hacer frente a los costes cada vez más elevados que suponía estar enganchados a la química de la tierra.. Un caso muy concreto y real para que te hagas una idea del poder tenebroso de estos señores sin escrúpulos que dominan la agricultura a nivel mundial: En el año 1998 estuve realizando un viaje por España dando charlas y conferencias acerca de los cultivos biológicos de horticultura, agricultura y plantas medicinales. Fue en Teruel (España), donde al acabar de dar una charla a unos 100 agricultores, se me acercó uno de ellos y me dijo:
    "Sr. Juan: su entrega y voluntad en informarnos de estas técnicas naturales son dignas de admiración, pero hay cosas que usted ignora y que nadie se ha atrevido a decirle. Verá usted, lo que nos cuenta de dejar los químicos está muy bien pero ¿qué pasa si yo le digo que estamos tan controlados por ejemplo en el cultivo de los melocotoneros, que si no justificamos que los tratamos con determinados productos químicos no recibimos subvenciones?"
    Se me cayó el alma al suelo. Eso en mi lenguaje se llama chantaje, y esos señores de las industrias químicas que solo saben y entienden de envenenar la tierra deberían sentarse en un banco de acusados con millones de fiscales engañados y mal informados. La industria química de fertilizantes y otros venenos enseña este principio: Un buen campo es aquel que ofrece al agricultor el 100% de la cosecha y en el menor tiempo posible y sin enemigos ni otras competencias como las mal denominadas malas hierbas. La agricultura biológica o el principio de la permacultura sin embargo predica todo lo contrario: para que el agricultor obtenga el mejor beneficio de sus cosechas debe de tener en cuenta estos principios:
    - Respetar los ciclos rotativos de siembras, es decir no a los monocultivos
    - Respetar los insectos y las mínimas pérdidas, por ejemplo lo que se comen las aves u otros insectos beneficiosos.
    - Respetar la cohabitabilidad de otras especies vegetales que siempre son beneficiosas para el suelo. No existen malas hierbas, si existen venenos químicos.
    Envenenando la tierra se envenena no solo el suelo, sino también otras especies vegetales y animales, rompiendo la cadena tan frágil de la que el hombre también forma parte.

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